La sombrilla amarilla estuvo entre los programas infantiles más gustados por la teleaudiencia cubana de todas las edades tras su primera trasmisión en el año 2003. En el elenco destacaban populares actrices y actores como Norma Reyna Morales, Michaelis Cué, Lieter Ledesma o Rubén Araujo.
Particularmente, una joven llamada Solange Ramón enamoró con su papel de “Anita” a los adolescentes cubanos de esa época. Se trataba de un personaje optimista y carismático que encarnó desde que tenía 19 años y hasta los 24.
Sin embargo, no fue el único, pues Solange también actuó en teleseries como “El conde de Montecristo”, varios teleplays, en el filme Páginas del diario de Mauricio (2006) y condujo programas juveniles como Cuerda Viva y Somos Multitud.
Según comentó la actriz en entrevista con el programa La familia cubana, conducido por Carolina Cué, hija de Michaelis que encarnaba el personaje de Enrique Chiquito, cuando había culminado sus estudios de preuniversitario, integró un grupo de teatro aficionado en el municipio de Plaza en La Habana, y luego decidió presentarse el casting de La sombrilla amarilla.
“Era un manojo de nervios. Yo salí ese día de allí con la mano llena de guiones. Iba por la calle temblando porque no me lo podía creer”, confesó.
“Fue una experiencia súper linda y los actores me ayudaron muchísimo. Hicimos un familión grandísimo, no sentía que trabajaba. Fueron tres temporadas intensas, muchas horas juntos”.
Sombrilla amarilla: peculiaridades
Durante la pandemia, a Solange se le vio en un video de YouTube junto a los demás integrantes del elenco de La sombrilla amarilla que protagonizaron un Jerusalema Challenge mientras se encontraban confinados en sus hogares. Según ha referido, a pesar de la distancia, todos suelen comunicarse a menudo.
“La sombrilla fue un programa que revolucionó la televisión, que hacía mucha falta. Cuando salía a las calles fue que me di cuenta de la magnitud que había tenido. Hicimos muchas funciones a teatros repletos. Era increíble, un boom muy grande. Me alegro de que aún en Cuba retransmitan el programa”, añadió la actriz.
Migración a España
Hace más de una década que Solange decidió irse a vivir junto a su esposo a San Fernando, Cádiz, España, una ciudad que ha referido “le encanta” porque sus residentes son muy parecidos a los cubanos, según contó en el conversatorio.
“Los gaditanos también hacen chistes de todo y, aunque estemos mal, siempre sacamos la alegría y la energía de donde no está, lo que te hace sentir menos rara. Cuando tienes familia todo funciona mejor”.
Además, Solange es madre de dos niñas, de 8 y tres años. La mayor fue bautizada como Habana por su esposo. “Tenía pensado otros nombres, pero cuando la vi me dije: es verdad que tiene que nombrarse así. Es como La Habana, con todos sus dramas, con sus alegrías, su inteligencia emocional y su temperamento fuerte”.
Tras su llegada a España, Solange trabajó como cantante de una orquesta y animadora de cruceros, y al momento de la entrevista, se dedicaba al negocio inmobiliario, aunque le gustaría ser incluida en algún musical.
Alejada de las cámaras, Solange confirma que se dedica mayormente al cuidado de su familia: “Lo que más me llena ahora mismo es haberme convertido en la mujer que soy y en la madre que soy”.