Funcionarios de las altas esferas cubanas han debido admitir públicamente el fracaso total de su “plan de arribo de turistas” a Cuba. De los 2,5 millones que esperaban para este año, solo han viajado a Cuba el 50 % de los pronosticados.
El vice primer ministro y ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil Fernández, dio a conocer que “habían arribado al país 1.074.795 visitantes, y se estima termine el año con 1.710.000 turistas”, según publicó el diario estatal Granma.
Estas cifras confirman que la nación caribeña aún no logra recuperar los niveles previos a la pandemia a pesar de su estrategia para vender al país como un sitio seguro para el turismo y con el fin de captar divisas extranjeras.
En medio de la crisis, el gobierno no escatima recursos para remozar instalaciones o construir nuevos hoteles. Hace pocos días se anunció la apertura del Hotel Gran Muthu Habana en la zona de Miramar lo cual sumará un total de 515 nuevas habitaciones disponibles en la capital.
El inmueble contará con 27 plantas y un “centro comercial con las primeras marcas internacionales justo al lado”, según describe su sitio web y contará, además, con “salas de conferencias y reuniones con capacidad para 400 personas, así como un excelente lugar de celebración para aquellos que desean casarse”.
Plan de turistas a Cuba no se cumplirá
Durante la reciente IV Bolsa Turística Destinos Gaviota 2022, las autoridades del sector también anunciaron la reapertura del Hotel Telégrafo, promocionado como el primer alojamiento dedicado a la comunidad LGBTIQ+.
A principios de mes también abrió sus puertas el resort de lujo Mystique Regis Habana por la firma Royalton y administrado por Blue Diamond Resorts en Cuba, categoría de 5 estrellas, “ideal para parejas, viajes de negocios, grupos de incentivos y circuitos, interesados en descubrir los atractivos históricos y culturales de La Habana”, precisa su sitio promocional.
Otros dos nuevos hoteles se encuentran en fase constructiva en el archipiélago de Los Jardines del Rey, en Cayo Coco previstos a concluirse para principios de 2023. En medio de la temporada alta, la nación caribeña experimenta una “sequía turística” debido, en gran parte, al poco prestigio de su gobierno a nivel internacional.
A raíz de la represión desatada tras los sucesos del 11 de julio de 2021, su apoyo al conflicto ruso ucraniano y la opinión negativa de los viajeros, que no han encontrado en los hoteles las mejores condiciones, en consecuencia con dinero invertido en su estancia.