El propietario de Chick-fil-A ha recibido una avalancha de solicitudes de empleo, luego de recortar la semana laboral a tres días y 14 horas a sus empleados.
Chick-fil-A es una cadena de restaurantes que tiene su sede en College Park, Georgia y que se especializa en pollo. Se considera la segunda cadena de restaurantes de comida rápida (basada en pollo) en los Estados Unidos.
Ahora la empresa se encuentra a cargo del propietario Justin Lindsey, quien ha recibido cuantiosas solicitudes de trabajo tras reducir la semana laboral a tan solo tres días con 14 horas.
Resulta que ha encontrado una vía novedosa para poder premiar al personal que trabajaba alrededor de 70 horas a la semana, cuenta CNN.
A pesar de que la reconocida franquicia tenía grandes utilidades en ventas sólidas, estos resultados se alcanzaban a costa del agotamiento de la mayoría de los empleados.
Por tal motivo, a inicios de este 2022 Justin tuvo una idea para contribuir al éxito, revisando los horarios semanales.
Inmediatamente, organizó a sus 38 trabajadores en dos grupos y alternó los horarios semanales en bloques de tres días, con turnos de 13 a 14 horas, señala el citado medio.
El resultado fue increíble: 100% de retención a nivel gerencial, así como una estampida de solicitudes de vacantes de empleo. Un ejemplo es la oferta de trabajo en el restaurante ubicado en Kendall, que cautivó a más de 420 aspirantes.
La empresa evidencia los experimentos con turnos no tradicionales de trabajo que florecieron a raíz de la crisis sanitaria. No obstante, hay muchas compañías que aún son renuentes al cambio.
Semana laboral de tres días
Lo cierto es que la semana laboral de tres días ha permitido a los empleados de Chick-fil-A el poder preparar mejor su vida fuera del trabajo.
Actualmente, la compañía cuenta con más de 5000 millones de dólares en ventas anuales y sus restaurantes se mantienen en la punta en la industria de la comida rápida. Como tradición familiar cierran los domingos.
Programas similares se han realizado en el Reino Unido, donde 3300 trabajadores de 70 empresas convinieron trabajar el 80% de sus horas semanales a cambio de conservar el 100% de la productividad. Una experiencia idéntica en Islandia logró éxitos.
Por su parte, cuando Microsoft ensayó una semana más corta en Japón, reveló que el rendimiento se extendió a un 40%.