Los trabajadores de la Empresa Refinadora de Aceite Comestible de Santiago de Cuba producen muy poco aceite y tratan de ocuparse en otras labores para no paralizar la planta y garantizar el cobro de sus salarios, como por ejemplo, producir jabones.
Tras un receso de tres meses por averías en la caldera, la industria adoptó alternativas para generar fuentes de ingresos y comenzaron a fabricar jabones y sus derivados, como las llamadas jabolinas y jaboncillos, que son vendidos a las provincias Camagüey, Ciego de Ávila y a algunas industrias locales.
Pero esto no queda ahí, porque también se dedican a cultivar terrenos aledaños. Según explicó al diario Sierra Maestra Alfonso Pascual Reyes, director general de la entidad, han debido incursionar “en otras actividades para generar ingresos.
Como en la creación de un organopónico en el terreno del frente de la fábrica, y la producción a pequeña escala de jabón de lavar, aprobado por Higiene y Epidemiología, que se encuentra en proceso de fijación de precios”.
Fábrica de aceite en Cuba prepara jabones
También usan la planta para producir refresco y tienen “dos pipas arrendadas a la Empresa de Bebidas y Refrescos para la distribución de sirope”.
En menor escala, la Empresa Refinadora de Aceite Comestible en Cuba también garantiza, al menos, la elaboración del producto (jabones) destinado a la canasta básica y el envase en formato de uno y de medio litro para las cadenas de tiendas en divisas.
Este año también trascendió que en la zona de Jimaguayú utilizaban una máquina de moler galletas para producir harina de yuca y sustituir importaciones de la derivada del trigo.
La harina derivada de la yuca la utilizan para la fabricación diaria de 7 000 croquetas y entre 500 y 600 hamburguesas que venden en los mercados “Ideales” de la ciudad.
También en Santiago de Cuba, la empresa de productos lácteos confirmó la producción de helado con soya y harina de arroz en ese territorio a falta del ingrediente principal.