Argentina ha ganado la Copa del Mundo. Argentina, campeón del Mundial 2022. Argentina es campeona del mundo. Eso gritaron millones de argentinos en Sudamérica y en el resto del mundo. El delantero del PSG se consagró como el “mejor del mundo” en la principal cita.
Palabras que anhelaban gritar. Palabras, que temían que nunca verían escritas en sus vidas. Pero la espera ha terminado. Después de una final que estiró los límites de toda una nación hasta el borde y viceversa, brindando alegría y angustia en una medida casi igual e insoportable, finalmente pueden decirlo, alto y claro.
Argentina es campeona del mundo. Messi ha levantado el trofeo más ansiado del orbe.
Hablar de cómo llegaron allí, cómo dieron el último paso para derrotar a Francia en lo que pasará a la historia como una de las mejores finales de la Copa del Mundo de todos los tiempos, sino la mejor, casi parece redundante.
Por lo general, en el fútbol, el proceso, el viaje, es muy importante, pero se siente como una consideración secundaria cuando se compara con el sentido del destino que pareció sentir el equipo de Argentina a lo largo de este torneo, avanzando y avanzando hacia el trofeo.
Argentina es campeón del Mundo
Apenas dado a la hipérbole ni a las declaraciones amplias, Lionel Messi pensaba en la misma línea. “Es increíble que esta Copa del Mundo termine así”, dijo efusivamente el veterano a TyC Sports en la euforia de la victoria. “Lo sabía, lo sabía, dije en un momento que Dios me iba a dar este triunfo”, añadió.
“Sentí que esto era todo, una vez más Él me ha dado una gran felicidad”, argumentó sobre Dios. Él, y toda una nación. Argentina, un hombre, una mujer y un niño, explotó de alegría desde el momento en que el penal hábilmente ejecutado de Gonzalo Montiel se estrelló contra la red, sellando el tercer triunfo de Argentina en la Copa del Mundo. Así terminó un partido que parecía destinado a ir a favor de la Albiceleste.
No es que los de arriba se lo fueran a poner fácil. “Nacimos para sufrir”, admitió el joven del mediocampo Rodrigo De Paul después del partido, y la tolerancia del pueblo argentino a la frustración y el dolor del corazón ciertamente fue llevada al límite.
Todo parecía tan fácil cuando Ángel Di María, de vuelta en su mejor momento después de un torneo intermitente, se desbocó entre la línea de fondo de Francia, cuando Argentina tenía un dominio total y podía eliminar a sus tan cacareados rivales a voluntad. Pero no, empate a dos, empate a tres y los penales. Sufrimiento aparte, qué final acabamos de asistir. Enhorabuena a los fans albicelestes.