Los diez últimos años han sido muy difíciles para las familias cubanas, pero estos tres han marcado tendencia en la historia de la isla caribeña. La ola migratoria del 2022 llegó a superar con creces las anteriores fugas masivas del Mariel, Camarioca o cualquier crisis de balseros de los noventa.
La cifra de cubanos que viven fuera de su país de origen resulta bastante elevada: más del 10 % de la población reside en otras naciones, según datos recientes ofrecidos por el Centro de Estudios Demográficos (CEDEM).
“Actualmente, casi el 11% de la población cubana está en la emigración. Ha habido momentos puntuales de flujos de gran magnitud, como pueden ser el del año 1959 hasta el año 1965, o el de 1965 a 1972, el del Mariel en 1980 o el de agosto de 1994”.
Sin embargo, más que el hecho de la migración en sí lo más preocupante es que la mayoría de los que se han ido pertenecen a edades laborales y con condición de juventud.
Una buena parte se ha marchado a Estados Unidos, más de dos millones incluyendo descendientes, reconoció el estudio publicado por Cubadebate, una diáspora que tuvo lugar principalmente en la década de los dos mil.
Cuba se queda sin su gente
“Es cierto que migran personas de todos los grupos de edades, pero el grueso de esa migración sigue siendo una población en las edades productivas y reproductivas, entre los 19 y 49 años; con una creciente presencia femenina, y también de altos niveles de cualificación”, añade la publicación.
El segundo destino al que han emigrado los cubanos en los últimos años es España, con más de 127 mil, luego Italia, con unos 43 mil y Venezuela, más de 36 mil). Los siguientes puestos de la lista para la emigración cubana lo ocupan Canadá (+32 mil), y otros como Ecuador, Chile, Uruguay, Alemania, Costa Rica y República Dominicana.
En cuanto a las vías migratorias usadas por los cubanos se mantienen las salidas por mar como una de las más importantes, aunque ha crecido significativamente el acceso por tierra en el último año y en menor medida a través de vuelos directos.