El popular actor Pablo Lyle quizá nunca imaginó que una simple pelea en plena calle podía terminar llevándolo a prisión, acabando así con parte de su carrera. Lyle ha sido acosado por los medios y su imagen se deterioró a raíz de haber sido hallado culpable de homicidio involuntario.
Ahora el también modelo tendrá que pasar varios años tras las rejas, pero lo peor es que posiblemente no sea contratado por las televisoras de su país por el marcado rechazo de sus propios fans y a pesar de que siempre se justificó alegando haber actuado en defensa propia.
Si Lyle pudiera volver en el tiempo, a aquel 31 de marzo de 2019, quizá hubiera actuado con mayor serenidad, pero ya la suerte está echada. Todo ocurrió cuando el actor se dirigía en su auto hacia el Aeropuerto Internacional de Miami para tomar un vuelo a México.
El vehículo en el que se desplazaba el mexicano de 35 años estaba siendo manejado por su cuñado, que realizó “un giro en U”, según indica el propio reporte policial, lo cual molestó a otro conductor que iba detrás en la propia avenida.
Se trataba precisamente de Juan Ricardo Hernández, un cubanoamericano de 63 años, quien detuvo su auto y se dirigió al de Lyle con maneras agresivas e incluso llegó a golpear el vidrio de la ventanilla. Tanto el actor como su familiar salieron del vehículo para calmar al señor, pero la situación se tornó demasiado tensa y Lyle reaccionó propinándole un puñetazo en el rostro, dejándolo totalmente inconsciente para luego darse a la fuga.
Gracias a los testigos del hecho, la policía logró identificar la matrícula del auto y se dirigieron al aeropuerto para detener a Lyle quien fue posteriormente liberado con una fianza de 5.000 dólares.
Mientras tanto, la víctima permanecía ingresado en estado de coma hasta que su esposa y sus hijos decidieron desconectarlo del respirador artificial que lo mantenía vivo.
Caso Pablo Lyle
Tras haber sido llevado el caso a la corte, los abogados de Lyle trataron de reducir su condena argumentando que sus hijos se encontraban “muy asustados dentro del vehículo, al igual que su esposa, y que, por tanto, llevó a cabo un justificado uso de la fuerza ante Hernández, que en este caso sería el agresor”.
También presentaron razones como que Lyle no pretendía causar daño al anciano con el golpe propinado y que “la inflamación del cerebro y las fallas de los órganos” se presentaron luego de la pelea.
Además, recordaron a la audiencia que había sido Hernández quien “confrontó a los ocupantes del vehículo, golpeó el vidrio de forma vehemente y profirió maldiciones”. Además, que “las leyes de Florida contemplan que las personas pelean y se tiren puñetazos”.
Sin embargo, estas no fueron razones suficientes para que los jueces liberaran a Lyle del cargo imputado y finalmente se ratificó el veredicto de culpabilidad, por lo que deberá pasar cinco años en prisión debido al “homicidio involuntario” cometido.