A pesar de que el gobierno cubano jamás ha reconocido a través de sus medios el ejercicio de la prostitución en la isla son muchos los jóvenes que se dedican actualmente a mantener relaciones sexuales pagadas, sobre todo con extranjeros.
Un muchacho de solo 20 años llamado Reinier confesó a Diario Las Américas que desde que se dedica al “jineterismo”, como suele tildarse en Cuba el hecho de prostituirse la nevera de la casa de sus padres “está repleta de comida y no les falta nada”
Aunque intentó estudiar una carrera mientras se prostituía determinó que se dedicaría exclusivamente a lo segundo para obtener mayor solvencia económica.
“Aguanté por la familia”, revela el joven. “Mis padres son conservadores y anticuados. No sabía cómo iban a reaccionar cuando supieran que su hijo, además de ser bisexual se dedica a jinetear. Pero la necesidad los hizo dejar los principios a un lado”.
A pesar de que Reinier “hace las noches” practicando relaciones con varias personas que le pagan por ello, también tiene una relación estable con una mujer que acepta “su oficio”.
“No tengo escrúpulos. Me da igual que sea hombre o mujer, tenga 20 o 90 años. No me importa si el cliente es ateo, católico o musulmán. Mientras pague, todo está happy”, confirma el cubano.
Además de prostituirse por dinero este joven asegura que también lo hace para visitar hoteles caros y para obtener una visa que le permita largarse del país.
Prostitución en La Habana
Otra mujer llamada Sheila confesó al mismo medio que se dedica a “jinetear” con extranjeros que le dejan bastante dinero por sus servicios. Las ganancias obtenidas le permiten llevar una vida bastante holgada y “mantenerle” los gustos a su pareja y a su pequeña hija que queda al cuidado de su madre cuando se va a “trabajar”.
“Muchas mujeres que son doctoras o ingenieras alternan la putería [prostitución] con su profesión. Ya eso es normal”, apunta la joven y asegura que el oficio no es mal mirado en el barrio donde reside: “las jineteras exitosas son un referente para las adolescentes”.
Por otra parte, un sociólogo consultado confirma que la propia crisis ha llevado a muchas más personas a ejercer la prostitución en Cuba como medio de subsistencia.
“Muchas familias aprueban que sus hijos se prostituyan. Incluso hay padres que alientan esos patrones de conducta porque son el sostén financiero de la casa. La frontera de lo que se considera bien o mal es muy difusa”, concluye el experto.