Los bajos salarios y la escasez en Cuba han hecho que proliferen los delitos y la corrupción hacia el interior de los mismos centros laborales. El último caso ventilado por la prensa oficialista se dio en el central matancero Mario Muñoz asediado constantemente por grupos de ladrones encapuchados que roban azúcar.
El propio director del central Jorge Santana explicó a TV Yumurí que estas personas antes operaban de noche porque, al parecer, era el horario más apropiado para llevarse los sacos del producto, pero que en esta zafra cambiaron la manera de proceder: lo hacen a cualquier hora del día, y aprovechan sobre todo los cambios de turno.
“Vienen por lo general en grupos, encapuchados y con armas blancas, y logran sustraer decenas y hasta cientos de sacos diariamente, a pesar de que hemos reforzado la vigilancia”, precisó el funcionario.
Además, comentó que hace unos días les tumbaron una pared para meterse en el ingenio y que la emprendieron a pedradas contra los custodios. “En una de mis guardias agarré robando a varios de ellos”, apunta el hombre que también reconoce que los salarios son muy bajos, de menos de 3 000 pesos, cuando un saco de azúcar en la calle está en el orden de los 10 000 pesos y más.
Sumado a lo anterior, desde hace meses ha habido grandes faltantes de azúcar en el central. Cuando investigaron a fondo las causas se supo que los propios trabajadores se estaban llevando el producto en cuestión para revenderlo. Es un hecho que las personas buscan empleos en los que puedan “resolver” aunque a la larga puedan cogerlos “con la mano en la masa”.
Ladrones encapuchados roban azúcar de un central cubano
Como resultado, fueron despedidos 35 trabajadores. Sin embargo, lo más triste del caso, según confesó el directivo, es que debieron ser separados 16 de ellos que se desempeñaban en puestos calificados, dígase puntistas, estibadores, operadores del área de evaporación, algunos con 15 y 20 años en el central.
“O sea, especialistas que no se forman de la noche al día”, lamentó. “Este asunto del robo de azúcar no nos deja trabajar, nos pasamos más tiempo detrás de los ladrones que en las cuestiones propias de la industria”.
También se demostró que muchos de los individuos que robaron azúcar recientemente estaban “en contubernio” con algunos de estos trabajadores sancionados, “quienes sencillamente ni los enfrentan ni alertan a la administración”, dijo el funcionario.
“Esta lucha es de todos los días, y todavía no se ha hecho el primer juicio para condenar a los bandidos. Hay trabajadores que se nos han ido debido a las amenazas; no vi algo así en ninguno de los otros centrales en los cuales he estado”, agregó.
Además de las pérdidas por robo, esta fábrica apenas ha podido moler este año debido a roturas de las máquinas, los altos volúmenes de caña quemada, problemas tecnológicos y falta de piezas. “Ha estado en un serio aprieto desde la misma arrancada de la zafra”, reconocieron desde el medio digital citado.