Solamente hace dos años, las compras cubanas de pollo a Estados Unidos establecieron récords históricos, llegando a alcanzar las 307.600 toneladas por un valor anual de 279,7 millones de dólares.
A pesar del embargo, el estado cubano no ha dejado de adquirir este cárnico en su vecina nación antagonista y son varias las razones por las cuales debe recurrir a este mercado del sistema “enemigo”.
Primeramente, hay que tener en cuenta que las sanciones norteamericanas contienen una excepción que permite la venta de alimentos y medicinas a Cuba con una licencia del Departamento del Tesoro.
La compra de pollo representa el 90% de todas las compras de alimentos que la isla hizo en el 2022 a EEUU. A pesar de que lo adquiere a muy bajo precio, luego lo vende a la población mayormente en las tiendas de moneda libremente convertible, lo que significa que le sale más barato comprárselo a Estados Unidos que producirlo en la isla.
Resulta que una de las causas principales de que Cuba tenga que recurrir a Estados Unidos para adquirir pollo es debido a que en mercados de otras regiones como Europa le es mucho más complicado, sobre todo producto de la distancia y los costos.
Cuba compra pollo a EE.UU.
Una reciente explicación publicada por ADN América advierte que los problemas de deuda con el club de París, “han hecho casi imposible encontrar instituciones privadas o públicas que le quieran dar créditos al gobierno comunista cubano”.
Por otro lado, Cuba no puede comprar pollo en Estados Unidos mediante líneas de crédito y solo le está permitido hacerlo al cash, lo cual facilita que la compra-venta “se haga en plazos de tiempos muy breves, desde el pago hasta la entrega del producto, facilitando que el mercado cubano sea abastecido con este producto con gran rapidez”.
Sumado a que el pollo norteamericano es calificado como de alta calidad, los que son enviados a la isla “han sido sacrificados y congelados en fecha reciente, lo que hace que su carne sea bastante fresca en comparación con la oferta de otros mercados”.