Desde hace varias semanas Cuba ocupa titulares de grandes medios internacionales debido a las largas colas, sobre todo en la capital, para comprar combustible en los servicentros.
Mientras tanto, los periódicos oficialistas tratan de romantizar la desesperación en las filas con crónicas insulsas.
Los supuestos reportes de Cubadebate y Granma, lejos de lograr empatía, generan cientos de críticas en redes sociales de cubanos que muestran la verdadera realidad de los choferes que esperan durante varios días por la gasolina.
“El desorden lo vi en el Cupet de Tropicana, donde un señor fue a hablar con el policía de guardia que supuestamente recogía carnets para organizar la cola, y pues este señor salió agredido totalmente por parte de dicho policía, el cual le dio un empujón que lo tiró al suelo del medio de la calle”, describió un usuario identificado como Arianne Navarro Vergel en el grupo de Facebook “Donde hay Combustible (Gasolina y Petróleo)”.
Según explicó esta persona, en la fila “había tremendo reguero” y ninguna organización como sugieren los medios de la isla. También aseguró que la desesperación lleva a que los choferes se agredan entre sí por el puesto en la cola.
Colas en Cuba para comprar combustible
“A nosotros nos agredieron miembros de la cola que iban detrás de nosotros porque los que iban detrás habían marcado para cinco motos y se fueron y perdieron la cola”, contó más adelante. “Después de dos días y dos noches en cola… fue una experiencia muy sufrida y este pueblo no debería pasar por eso”.
Otro usuario llamado Ariel Omo Chango Corona describió una situación similar en La Habana: “Ayer (miércoles) en la cola del combustible (con muy mala organización), vi algo que me partió el alma. Tres personas mayores, hombres de 70 y más edad, rogando para que le recogieran sus carnets para poder echar combustible”.
Esta persona aseguró que la cola estaba plagada de personas mayores suplicando por sus turnos para echar combustible: “el alma se me hizo un ocho al ver a esos viejitos implorando en vano un turno que jamás llegó a sus manos”.