Pedir un préstamo puede ser una buena opción en algunas circunstancias. Por ejemplo, si el gasto es alto y conlleva la pérdida total o de una buena parte de los ahorros, puede ser aconsejable usar una parte de los ahorros para pagar al contado y financiar el resto.
En general, se recomienda tener un fondo de emergencia con ahorros equivalentes a entre 3 y 6 meses de gastos imprescindibles. Si ya tienes esto y más ahorrado, puedes echar mano del “excedente” con el límite con el que te sientas cómodo.
Sin embargo, es importante no pedir prestado más de lo necesario. Cuanto menos dinero pidas prestado y más rápido lo devuelvas, mejor, porque menos pagarás en intereses.
Existen varios tipos de préstamos, y cada uno tiene características específicas. Algunos de los principales tipos de préstamos son:
- Préstamos con garantía real: En estos préstamos, hay un bien que garantiza el préstamo, como en el caso de las hipotecas o cuando hay una prenda de algún bien mueble, como pueda ser un vehículo.
- Préstamos con garantía personal: En estos préstamos, un tercero asume el pago en el caso de que nosotros no lo hagamos, como en el caso de una fianza o un aval. Si ese aval es de una entidad de crédito o de una entidad pública puede favorecer mucho la concesión del préstamo.
- Préstamos con ambos tipos de garantías: Es el caso, por ejemplo, cuando un familiar te avala para que te concedan un préstamo hipotecario.
- Préstamos sin garantía: Cuando no hay ninguna de las garantías anteriores. Es el caso de la mayoría de los préstamos personales.
Los diferentes tipos de préstamos según el objetivo del dinero son:
- Préstamos personales: Los préstamos personales se conceden a la persona sin una vinculación especial a ningún tipo concreto de proyecto. Por lo general, requieren unos mayores intereses y el importe tiene cierto límite, pero no suele exigirse que pongas un bien en garantía. Es una opción muy indicada para cubrir imprevistos, aprovechar oportunidades y desarrollar proyectos personales.
- Préstamos al consumo: Son una modalidad de préstamos personales. Sirven para financiar la adquisición de bienes o la prestación de servicios. Son la alternativa a la tarjeta de crédito y a las compras a plazos.
Con información de La Vanguardia