El sábado 2 de diciembre, un fuerte sismo de magnitud 7,6 sacudió el sur de Filipinas, provocando una alerta de tsunami para varios países del Pacífico.
Afortunadamente, el fenómeno no causó grandes daños ni víctimas, pero sí generó algunas olas que llegaron a las costas de Japón e Indonesia.
Según la emisora japonesa NHK, un tsunami de hasta 40 centímetros de altura tocó tierra en la isla Hachijojima, que forma parte de la prefectura de Tokio, a las 04:27 (hora local) del domingo.
En otras islas japonesas, se registraron olas menores, de entre 10 y 20 centímetros. La Agencia Meteorológica de Japón levantó su alerta de tsunami a las 9 de la mañana (hora local), tras confirmar que no hubo daños materiales ni humanos.
En Indonesia, las autoridades informaron que se observó un tsunami de 64 centímetros en una isla remota en la provincia de Surigao del Sur, de 18 centímetros en la ciudad de Bislig y de 8 centímetros en la provincia de Davao Oriental, en la isla de Mindanao. Tampoco se reportaron heridos ni daños significativos.
Los expertos explican que las olas de tsunami se originan por el desplazamiento del fondo marino debido al movimiento de las placas tectónicas.
A diferencia de las olas normales, las de tsunami tienen mucha más fuerza y pueden arrasar con todo lo que encuentren a su paso.
Por eso, es importante estar atentos a las alertas y seguir las recomendaciones de las autoridades en caso de un sismo fuerte cerca del mar.