El pasado fin de semana, un brutal crimen conmocionó a la localidad de Alquízar, en la provincia de Artemisa.
Eduardo Enamorado, un empleado de la finca chalet “La Cuchilla”, fue asesinado a sangre fría por unos delincuentes que irrumpieron en el lugar.
Según denunció la activista Diasniurka Salcedo en redes sociales, a Enamorado le rociaron combustible y le prendieron fuego, para luego arrojarlo a una fosa. “Esto es muy muy cruel”, escribió Salcedo, quien agregó que la finca ya había sido objeto de otro asalto, en el que se llevaron dinero y otros objetos de valor.
En esa ocasión, los ladrones también agredieron a una anciana que vivía allí, quien falleció días después de un infarto. “La señora mayor que vivía ahí pidió no la mataran y la amordazaron”, relató Salcedo en Facebook.
El periodista independiente Niover Licea informó en Instagram que el presunto autor del homicidio de Enamorado, identificado como Yoel González, fue detenido el domingo 10 por la noche. González sería un expolicía que había trabajado en la finca, y tendría al menos dos cómplices más, quienes también fueron arrestados, según Licea.
Crímenes en Cuba
Este hecho se suma a la ola de violencia que azota a Cuba, donde cada vez son más frecuentes los robos, asaltos y asesinatos, incluso con armas de fuego, que están prohibidas en el país.
Sin embargo, las autoridades minimizan la situación y niegan que exista inseguridad ciudadana. Solo admiten “lamentables hechos aislados” y aseguran que más del 90% de los casos con armas y la mayoría de los homicidios son resueltos.
Pero la realidad es otra. Cada semana se conocen nuevos casos de violencia que afectan tanto a cubanos como a extranjeros. Recientemente, un turista francés de 60 años fue hallado muerto en un apartamento de alquiler turístico situado en Industria y Virtudes, en el municipio de Centro Habana.
También fue asesinado un médico pediatra cubano llamado Efren Padrón en su casa, ubicada en San Cristóbal, provincia de Artemisa.