El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso sacó pecho de una de las secciones de la nueva Ley de Comunicación Social en Cuba.
“Para quienes niegan información a la prensa o dilatan respuestas, el reglamento de la Ley de Comunicación Social establece que tienen hasta tres días para responder”, escribió.
“De no hacerlo o quedar inconforme el medio, el proceso puede terminar, en última opción, en la vía judicial. Lo más importante, sin dudas, no son los extremos, sino la conciencia de que la información no es patrimonio de directivos, sino un derecho de los ciudadanos”, añadió el reportero del Sistema Informativo de la TV cubana.
Sin embargo, una persona le respondió: “deben aplicarlo a todo, pues los periodistas solo publican en los medios oficiales lo que les dejan publicar o lo que le conviene. Me entero de más cosas por CiberCuba y otro medio independiente que por el Menticiero”.
El periodista no se lo tomó bien y ripostó: “cada quien lee lo que su coeficiente intelectual le alcanza a comprender”.
Esta no es la primera vez que el periodista estatal se enzarza con los usuarios en las redes sociales.
En una ocasión respondió a varios cubanos que criticaron una información sobre los precios de algunos productos de Copextel.
“No sea absoluto. Quizás paneles solares no, pero un bombillo no le veo nada del otro mundo”; “le sugiero vaya y vea con sus propios ojos. Se está haciendo juicios sin siquiera saber cuánto vale un bombillo. Hay que hablar sobre la base de lo que se conoce”, señaló.
Libertad de prensa en Cuba
El pasado mes se supo que Cuba es el peor país latinoamericano en cuanto a libertad de prensa. Quedó en el puesto 168 de la edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024, realizada por Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La nueva ley aprobada en Cuba prohíbe, entre otras cosas, contenidos que:
a) Tengan el objetivo de subvertir el orden constitucional y desestabilizar el Estado socialista de derecho y justicia social;
b) Apoyen la agresión comunicacional que se desarrolla contra el país;
c) Instiguen el terrorismo y la guerra en cualquiera de sus formas y manifestaciones, entre ellas la ciberguerra;
d) Alienten a la violencia y el odio entre las personas;
i) Difamen, calumnien o injurien a las personas, órganos, organismos y entidades del Estado, organizaciones políticas, de masas y sociales del país.
La misma vara de medir, por supuesto, no aplicará a los contenidos aprobados por el gobierno cubano y que sirvan a sus intereses.