A Shein se le conoce como el AliExpress de la ropa, por su origen y por sus precios tan baratos. Además, la marca china ha triunfado por su enorme catálogo y ha creado tendencia e impacto entre los jóvenes de más de 200 países.
Sin embargo, alrededor de Shein hay todo un misterio, pues se desconoce si su fundador es Chris Xu o Yang Jianxin, y se dice que su sede principal podría estar situada en Hong Kong, donde también se encuentra el conglomerado llamado ZoeTop Bussiness Co.
Lo cierto es que la ropa de Shein es usada y buscada en todo el orbe, incluyendo a Cuba, una isla a la que no llegan las ropas de marca por los canales oficiales y donde resulta extremadamente costoso vestir y calzar decentemente.
Resulta que los cubanos se la ingenian para no quedarse detrás en el mundillo de las modas. Las tiendas particulares en Cuba se surten gracias a las importaciones personales de viajeros a los que se les conoce como “mulas” o por familiares que visitan a sus allegados y los proveen de todo tipo de prendas.
“Lo que tú quieras comprar: ropa, zapatos, accesorios, maquillaje, disfraces, adornos, solo hay que encargarlo, y en aproximadamente 25 días lo recibes en tus manos”, comentó al medio independiente Cubanet una vendedora que se identifica con el nombre de Idania.
La mujer es la propietaria de una especie de tienda online con una amiga que vive en Miami. Desde la provincia de Pinar del Río es ella la que da la cara los clientes, anota los pedidos y entrega la mercancía. Mientras, su amiga en Estados Unidos compra los encargos y los envía a la isla mediante las mulas.
Shein en Cuba, por dentro
La ropa de la marca Shein puede ser pagada por los cubanos en USD o en su equivalente en moneda nacional, de acuerdo con el precio de la divisa en el marcado informal. Es así que un vestido puede llegar a costar entre dos mil y cinco mil pesos cubanos.
“Hasta ahora mis clientes están contentos porque hay muchas cosas bonitas”, comenta la vendedora. “Al que no sabe le explico cómo descargar la aplicación o revisar la página web de donde compramos.
“También yo misma le mando fotos de los productos. Cada precio que tiene el producto originalmente, lo duplicamos para cobrar el envío y nuestra comisión. Por ejemplo, si eliges un vestido que en la tienda cuesta 20 USD, tienes que pagarme 40 USD para que te lo entregue en tus manos”.
Otra negociante llamada Diani, de 18 años, promociona las prendas Shein a través de sus estados de WhatsApp.
“La gente en Cuba quiere vestirse mejor, sobre todo los jóvenes, y el modelo es la moda más europea, que es la que usan las artistas. Lo otro que se utilizaba antes es considerado cheo, de mal gusto. Shein tiene esos estilos más modernos, por eso mucha gente joven enloquece con la marca”, explica Diani.
Más del triple del precio original
De acuerdo con el referido reportaje, en la isla existe una especie de furor por la marca Shein, a tal punto que, con solo escribir el nombre de la línea en el buscador de Facebook, ello arroja decenas de resultados en perfiles y páginas que la comercializan.
Sin embargo, para usar Shein las cubanas tienen que pagar mil pesos por juego de ropa interior, que significan más de 12 dólares, 800 por una falda o un top o más de tres mil por un vestido, cerca de 35 dólares americanos.
Para colmo, algunos cubanos han referido que desconfían de la marca, ya que algunas prendas adquiridas por estas vías informales en la isla se le han desteñido con poco uso o se le han desprendido botones o etiquetas.
“Hay que fijarse bien en el tejido, hay cosas mejores que otras. Mi experiencia ha sido variada. Tengo prendas que me gustaron y otras que fue tirar el dinero. Es como una lotería”, refirieron algunos de los entrevistados en el reportaje.
Por otra parte, una vendedora cubana que se identificó como Ania argumentó que la clave para el éxito es poner precios razonables para atraer más clientes y vender más.
“Imagina que te pretendan vender en Cuba un traje de baño de mujer por el que no pagaron más de 15 USD en 120. Imagina que cuando le digas exaltada que ese precio es una locura, la comerciante te responda: “Es que es de Shein”, como si hablaran de Versace”.
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