La situación en Cuba, cada día más compleja económica y políticamente, se torna aún más tensa para las mujeres cubanas en la llamada etapa fértil. La imposibilidad de adquirir o construir una vivienda propia para la pareja, la crisis con los alimentos, las medicinas y el combustible, y la relación bajos salarios/altos precios destacan entre las condicionantes principales de que las mujeres no quieran tener hijos ni criarlos en la isla.
Cuba constituye uno de los países latinoamericanos más envejecidos y con tasas de fecundidad sumamente bajas. Las cifras apuntan que, para el 2030, el 32 % de la población será mayor de 60 años. Según confirmó la doctora Matilde Molina Cintra, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, al cierre de 2020, la tasa de fecundidad alcanzó 1,52 hijos por mujer, menor a la de 2019, que fue de 1,57.
“Con los datos de esa encuesta se podrá actualizar las estadísticas, ya que la última investigación sobre fecundidad es de 2009. Pero no soy optimista. La realidad nos dice que la baja tasa de fecundidad está marcada por la crisis casi perpetua de la economía, déficit de viviendas, desabastecimiento generalizado y la falta de futuro que incide en que muchos jóvenes decidan emigrar”, reveló un sociólogo identificado como Carlos a Diario Las Américas.
Al mismo tiempo, en Cuba se incrementan como nunca los abortos inducidos, existe una crisis de fecundidad sin precedente y, por consiguiente, baja natalidad.
Mujeres cubanas paren menos cada año
Los testimonios de las propias mujeres que sufren en carne propia las carencias de un país que no ha sabido garantizar la calidad de vida de sus pobladores, confirman que gran parte de su población femenina quisiera “parir en otro lugar del mundo que no sea Cuba”.
“Los dos primeros no tuve otra opción. Mi casa es un tugurio”, reveló al mismo medio una mujer identificada como Yanelis. “Tiene solo dos cuartos y residimos siete personas. Estaba enamorada de un muchacho y teníamos planes de casarnos, pero ¿dónde íbamos a meter al niño? Decidimos entonces que abortara”.
“El último fue un accidente con un cliente español. En plena faena sexual se rompió el condón sin darnos cuentas. Hubiera querido tenerlo, me servía de pretexto para emigrar a España, pero el tipo me dijo que no iba a mantenerlo. Y con la que está cayendo en Cuba decidí hacerme otro aborto”, añadió.
El problema de la vivienda y la escasez de alimentos resulta entre las problemáticas principales que impiden que una pareja quiera formar familia en la isla. Camila, de 21 años, confirma que “las mujeres no quieren tener hijos en un país que encadena una crisis económica tras otra”.
Y enumera algunos de los problemas principales a los que se tiene que enfrentar cualquier madre: “Comprarle leche, comida, ropa, zapatos, juguetes y confituras a un niño es un lujo hoy en Cuba. Yo misma vivo en una casa con tres generaciones diferentes: mis padres, mis abuelos y un hermano de ocho años. A mi novio le sucede lo mismo en su casa. ¿Si nos casáramos y pretendiéramos tener hijos dónde viviríamos? En nuestra casa ya somos muchos”.
Sin comida, techo, dinero, ¿Cómo?
Una encuesta reciente publicada por el medio independiente Diario de Cuba, revela que, entre las causas principales de la baja natalidad se encuentran los bajos salarios, las familias que no reciben dólares del exterior y viven en casas precarias con familias numerosas y la escasez de alimentación variada para mantener el embarazo y la criatura una vez que den a luz.
La mala administración del estado cubano, sumado a la Tarea Ordenamiento, ha provocado que la mayoría de las familias padezcan de una situación bastante precaria.
“Hace unas décadas, el Estado garantizaba a las futuras madres dietas mensuales de carne de res, pescado y pollo y a precios módicos les vendían tela antiséptica y de gasa, artículos de aseo infantil, una canastilla mínima”, precisó.
“Ahora si no tienes dólares o miles de pesos no puedes comprarle una cuna y una sillita o cochecito. En los consultorios médicos ya ni siquiera a las embarazadas les dan aquellos complejos vitamínicos que evitaban la anemia”, argumenta una empleada bancaria identificada como Raisa.
Para colmo, de los niños nacidos, 5 de cada diez padecen de bajo peso, a causa de la mala alimentación de las madres y la ausencia de medicamentos durante estos nueve meses, como lo son el fumarato ferroso, o sulfato ferroso, así como el ácido fólico y las multivitaminas.
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