Obreros de los puertos cubanos: entre pésimas condiciones y bajos salarios

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Un informe reciente presentado por el gobierno cubano arroja que existen malas condiciones y bajos salarios para los obreros que operan en los diferentes puertos del país, lo que suele afectar considerablemente la llamada cadena Puerto-Transporte-Economía Interna.

Para llegar a estas conclusiones debieron entrevistar a unas 200 000 personas de 44 municipios, ya que al gobierno le preocupa la falta de fuerza de trabajo en los puertos, sobre todo en Cienfuegos y Santiago de Cuba, “lo que ocasiona retrasos en la carga y descarga de productos”.

El documento fue leído durante las sesiones previas del noveno periodo ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), por María del Carmen Concepción González, presidenta de la Comisión de Atención a los Servicios.

La funcionaria alertó sobre el déficit de medios para la operación portuaria y los equipos de pesaje, así como las insatisfacciones entre trabajadores de los puertos respecto a los bajos salarios, la escasez de medios de protección y alimentación y hasta el déficit de ropa apropiada. 

“El puerto de Santiago de Cuba es el de mayores pérdidas en las operaciones, causadas por deficiencias en la organización y limitaciones objetivas”, apuntó el informe presentado por Concepción González.

TRABAJADORES DE LOS PUERTOS, PÉSIMO SALARIOS

Los estibadores destacan como los obreros más afectados por las carencias, muchos de los cuales indicaron que no se sienten conformes con los ingresos percibidos respecto a las horas laborables. “Tenemos dificultades en los salarios. Existe una depresión en los niveles de actividad y, por tanto, a menos barcos, menos salarios”, reconoció el ministro Eduardo Rodríguez Dávila.

El informe arroja que existen problemas con la distribución y traslado de la sal a pesar de que se produce dentro del territorio nacional. Además, no llegan a completarse las plantillas de trabajadores, los sistemas de pago no funcionan como deberían y las condiciones de trabajo de los almacenes son las peores.

Por otra parte, los ferrocarriles presentan también inconvenientes con la iluminación, viales de acceso en mal estado y ausencia de medios de pesaje, lo que condiciona los recurrentes hechos delictivos, sobrantes y faltantes de mercancía.

Todo lo anterior repercute en el pueblo cubano, ya que los productos casi nunca llegan en su totalidad a la venta normada por la libreta de abastecimiento y deben recurrir al mercado informal para adquirir alimentos básicos como el arroz, azúcar o frijoles.

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