Cada 2 de febrero, algunas ciudades de Cuba se llenan de fervor y devoción para celebrar el Día de la Candelaria, una festividad profundamente arraigada en la cultura y religiosidad del pueblo cubano.
Esta fecha no solo conmemora un importante evento religioso, sino que también simboliza la fusión de las tradiciones católicas con las influencias culturales y folclóricas de la isla.
La veneración a la Virgen de la Candelaria en Cuba tiene sus raíces en las Islas Canarias. Según la historia, la imagen de la Virgen ya estaba presente en la Isla de Tenerife antes de la llegada de los españoles. Los guanches, habitantes autóctonos de la isla, la encontraron en una peña rodeada de signos sobrenaturales.
Con la conquista cristiana de la isla, la imagen fue cristianizada con el nombre de la Candelaria, debido a las luces que la rodeaban durante su aparición.
Los inmigrantes canarios llevaron consigo la devoción por la Virgen de la Candelaria a Cuba, desde el siglo XVI hasta el siglo XX, dejando una huella indeleble en la identidad nacional. La veneración a la Virgen se extendió por diversos pueblos y ciudades del país, como Camagüey, donde se construyó una parroquia en su honor en 1514, destaca Cubanet.
Día de la Candelaria en Cuba
En la parte occidental de Cuba, a finales del siglo XVIII, se produjo un sincretismo entre la Oyá, orisha del río Níger, y la Virgen de la Candelaria. Este sincretismo fue un acto de protección de los esclavos africanos hacia sus deidades. Esta relación armoniosa entre ambas deidades se conserva hasta el día de hoy, con símbolos compartidos como la luz, el nueve y el agua.
Una peculiar tradición en Cuba durante la celebración de la Candelaria es el ritual de cortarse las puntas del cabello. Muchos creen que al hacerlo, esto facilita que el cabello crezca sano y fuerte.
Muchos cubanos acuden a peluquerías y barberías para realizar este acto, mientras que otros lo hacen en sus propios hogares, perpetuando así esta tradición única.