Personas especializadas en Ciencia y Medio Ambiente de la isla, expresaron una alerta ante una alerta temprana de una ola de sargazos tóxicos, perjudiciales para la salud humana, que puede recalar próximamente en las costas cubanas, principalmente las del sur.
Según una información publicada en la revista científica, Juventud Técnica, esta enorme masa de algas, denominadas como “Sargazo o Sargassum”, procedentes del Atlántico, despiden un “componente químico” que resulta perjudicial para la salud del hombre, si se está en contacto directo con ella.
El medio indica que las personas “no deben bañarse en aguas donde estén presentes las algas carmelitas o pardas”, pues estas “pueden constituir un problema para la salud al desprender sustancias irritantes”.
El Sistema de Información y Análisis Marino Costero de México, fue quien emitió una alerta temprana por alta presencia de sargazo en el Mar Caribe, especialmente en las costas al sur de Puerto Rico, República Dominicana, Jamaica y áreas al sur de Cuba. Este sistema mantiene colaboración directa con el polo científico de la Universidad de La Habana.
Sargazos tóxicos en costas cubanas
“Estas sustancias, en su mayoría resistentes al calor de la cocción habitual, pueden interferir, en muy bajas concentraciones, con procesos fisiológicos normales como la conducción de los impulsos nerviosos, la absorción de agua y de alimentos en el intestino o el procesamiento de la memoria. De acuerdo a sus efectos tóxicos estos compuestos se han clasificado como toxinas marinas paralizantes, neurotóxicas, amnésicas, diarreicas y ciguatéricas”, se lee en el sitio oficial del Análisis Marino en México.
Finalmente, las autoridades cubanas explican que los bañistas no deben confundir el sargazo con las hojas de Seibadal, que son unas plantas marinas habituales en muchas costas del sur de la isla, que no son tóxicas, aunque ensucian y afean el litoral de la isla.
La ola de “sargazo tóxico” es un problema serio para los gobiernos del Caribe e incluso de Miami Beach, pues obstaculiza la actividad turística de estas zonas, donde existen numerosos hoteles e instalaciones extrahoteleras. Puede convertirse, si no se ataca con fuerza, en un “problema económico” para estas comunidades que viven del turismo o la pesca.