El usuario de Facebook, José Antonio Solana Fernández, ha expresado su descontento con el Banco Central de Cuba y el Banco Metropolitano S.A. en una publicación reciente.
Según Fernández, el verdadero récord del banco no es un logro, sino un fracaso: lleva casi tres años sin devolver los dólares y euros a los titulares de cuentas en divisas.
Estas cuentas fueron creadas por el Estado cubano para depositar una parte del salario de aquellos que trabajaron durante años en misiones en el exterior. Muchos de estos trabajadores estuvieron separados de sus familias y trabajaron en condiciones difíciles, y para muchos, el dinero en estas cuentas representaba sus únicos ahorros.
Con el llamado “ordenamiento”, una decisión del gobierno cubano, estas divisas fueron incautadas sin previo aviso. A los titulares de las cuentas se les entregó un Certificado de Depósito hasta que el país tuviera “disponibilidad” de las mismas.
Sin embargo, Fernández señala que el Estado ha estado comprando y vendiendo dólares y euros desde hace tiempo, lo que indica que ya existe tal disponibilidad. A pesar de esto, el Banco Metropolitano S.A. y otros bancos estatales aún no han devuelto las divisas incautadas a sus dueños originales.
COLABORADORES CUBANOS RECLAMAN DIVISAS AL BANCO CENTRAL
La incautación de estas cuentas ha tenido un impacto significativo en los ciudadanos afectados. Muchos de ellos dependían de estos ahorros, que en muchos casos eran el resultado de años de trabajo duro y sacrificio.
La incautación de estas cuentas ha sido comparada con los efectos del bloqueo contra las finanzas de Cuba, pero con la diferencia de que estas cuentas fueron congeladas por las propias autoridades financieras y bancarias nacionales, no por un gobierno extranjero.
Es imperativo que se encuentre una solución a esta situación. Los ciudadanos afectados merecen que se les devuelva la totalidad de las divisas con las que se abrieron y operaron siempre dichas cuentas, o que se les compense con tarjetas MLC con las sumas originales.
El silencio prolongado de las autoridades financieras y bancarias nacionales sobre este tema es, en el mejor de los casos, irrespetuoso y, en el peor, vejatorio, señala este cubano.