Gladys Bejerano, Contralora General de Cuba, ha calificado el caso de corrupción del exviceprimer ministro y exministro de Economía Alejandro Gil, como una “traición” al pueblo cubano.
En una entrevista con EFE citada por 14 y Medio, Bejerano ha asegurado que este escándalo, el más sonado del país en décadas, ha causado un gran dolor y que “más pronto que tarde” se sabrá toda la verdad.
Bejerano, quien lleva 15 años al frente de la Contraloría General, ha destacado las “connotaciones” del caso Gil, señalando que no solo se trata de corrupción, sino también de “simulación” e “insensibilidad”.
La Contralora ha afirmado que este caso tiene un “significado especial” por el alto cargo que ocupaba Gil y por la confianza que el pueblo había depositado en él.
Investigación en curso
Bejerano ha explicado que la investigación sobre Gil no partió de la Contraloría General, pero que se está llevando a cabo con “objetividad” y que “más pronto que tarde” se aportará “toda la información” al respecto.
Asimismo, ha asegurado que el sistema cubano no minimiza la corrupción “ni por el monto ni porque sea de abajo o arriba”, y que este caso servirá para extraer “enseñanzas” y mejorar los mecanismos de control.
La corrupción en Cuba
Bejerano ha reconocido que la crisis económica que atraviesa Cuba ha hecho aumentar la corrupción en la isla, ya que “hay una mayor necesidad” y una escasez “de todo”. Sin embargo, insistió en que esto “no justifica” la corrupción y que se seguirá luchando para reducirla a “cero”.
Bejerano ha señalado que el 76% de las ilegalidades detectadas se dan “en el nivel de base” y que su “batalla” es reducirlas a “cero”, por una cuestión de “principios” y “convicciones” de la revolución.
La Contralora ha explicado que la corrupción es un proceso de “descomposición” y “pérdida de valores” que puede tener diferentes causas, como la “autosuficiencia”, la “vanidad” o la “prepotencia”.