Adolis García ha sido parte fundamental del éxito de los Rangers de Texas en la presente temporada de la Major League Baseball (MLB).
Es uno de los pocos Rangers que quedan del equipo de 2021 que perdió 102 partidos y sabe que le ha costado destacar en el considerado como mejor béisbol del mundo, señala Cody Stavenhagen para The Athletic.
“He tenido muchos fracasos en mi carrera”, dijo el pasado martes. “He estado ahí, en el fondo. Creo que cuando llegas a ese punto, en el que estamos ahora, sabes cómo actuar y cómo jugar. He aprendido a no dejarme llevar por las emociones”, agregó.
Según el citado artículo, el cubano es quizás el jugador más querido en el club. “Le apodan El Bombi, no porque sus jonrones parezcan bombas, sino porque, de niño, sus amigos pensaban que su cabeza tenía forma de bombilla”, cuentan.
“Creo que soy así como persona”, admite García. “Soy alguien que llega cada día con una sonrisa en la cara. Siempre estoy ahí para ayudar a todo el mundo. Si tienen alguna duda, estoy ahí para ayudar. Mis compañeros de equipo sacan lo mejor de mí”. El jardinero de los Rangers aseguró “lo está disfrutando mucho”.
ADOLIS GARCÍA TEXAS RANGERS
Mucho antes de ser miembro de los Texas Rangers y de convertirse en uno de los protagonistas de la postemporada, García era otro de los jóvenes de la isla que intentaba salir adelante en Cuba.
Jugó cinco años para Ciego de Ávila en la Serie Nacional Cubana. En 2016, estuvo con los Gigantes de Yomiuri en Japón y apenas bateó .234 en 111 turnos. Pero en busca de mayores oportunidades, hizo planes para escapar de Cuba. Su hermano mayor, Adonis, hizo lo mismo cinco años antes y pasó tres temporadas con los Bravos de Atlanta.
En un vuelo de regreso de Japón, había una conexión en París. García se bajó del avión y embarcó en otro vuelo con destino a la República Dominicana. Seis meses después, estableció su residencia y se convirtió en agente libre internacional, reseña el mencionado medio.
“Es algo que tenía que hacer si quería seguir mi sueño, y no puedes darle más vueltas. Tenía que intentarlo”, dijo el cubano en 2020.
Adolis firmó con la organización de los Cardenales por 2,5 millones de dólares, donde compartió habitación con otro jugador cubano, Randy Arozarena y se hicieron amigos inseparables.
En su inicio en la MLB su juego se consideraba como “crudo y defectuoso”. “Las bolas rompientes se lo comían vivo. Se ponchó 159 veces en 529 viajes al plato”, recuerda Stavenhagen.
Sin encontrar su forma en los Cardenales, al cubano casi se le cierran también las puertas de los Rangers. Afortunadamente, para él y para Texas, eso no sucedió.