Denuncian pagos para entrar en tiendas MLC en Cuba. Ni siquiera el acceso a los mercados en la isla llega a considerarse como un servicio gratuito y viable. La escasez de productos y los límites para adquirir los más necesarios provocan constantes aglomeraciones frente a estos establecimientos, peor aún si se trata de ciudades populosas como La Habana o Matanzas.
En tanto, para ingresar a los mismos, los cubanos deben entregar su carné de identidad y mostrar su libreta de abastecimiento.
Sin embargo, existe un grupo de personas exclusivas que acceden a las tiendas sin necesidad de mostrar sus documentos o someterse a largas filas, pagando casi mil pesos a los guardias de seguridad, a algunos trabajadores de los locales, o hasta a los propios administradores, que reciben un porciento de la suma ingresada por los clientes VIP.
Reportes del medio independiente Diario de Cuba denuncian que esta semana media docena de personas pagaron 900 pesos cada uno para ingresar al mercado Cuatro Caminos en las afueras de La Habana.
Este edificio de dos plantas contiene varias salas y su reapertura el año pasado provocó, desde peleas en su interior, hasta robo o rotura de productos, debido a la gran masa de compradores desesperados que accedieron al interior de la unidad.
Corrupción para entrar a tiendas en MLC sin colas
“¿De dónde un cubano promedio, empleado del Estado, podría disponer de 900 pesos, solo por entrar como Pedro por su casa en estos mercados?, se cuestiona un habanero identificado como Ezquiel Garrido.
“Peor deberá ser para las madres solteras, los ancianos solos, los discapacitados que no pueden valerse por sí mismos y están obligados a contratar enfermeras particulares con una chequera de jubilación que, para los precios actuales en el mercado negro, apenas le alcanzaría para una bolsa de leche o, en su defecto, para un cartón de huevos”, cuestiona el mismo entrevistado por DDC.
De acuerdo con el referido medio, varias personas de la fila desconocían el monto total de la “tarifa de soborno”, aunque sí percibieron cierta corrupción por parte de los porteros y demás empleados.
El convenio se realiza mediante mensajería de WhatsApp y a los recién incluidos se les explican las reglas del juego. La compra promedio varía entre los 1.000 y los 1.600 pesos, pero al revender los productos en el mercado informal, el cliente “privilegiado” recupera de inmediato la inversión del acceso.
“Hay que aclarar la diferencia entre un colero y un funcionario sobornado o corrupto”, apunta Félix Lozano, un anciano consultado por el diario digital. Esta fuente argumenta que, por lo general, el “colero” invierte varias horas marcando turno para otros 20 “coleros”, renegocia los primeros turnos, y esquiva la vigilancia de policías y o de personas que puedan denunciarlos.
Más denuncias
“Pero, cuando la ventaja la proporciona el mismo funcionario que trabaja en el mercado, que organiza los turnos o que escanea el documento requerido, entonces la cosa adquiere matices donde prima el canibalismo”, añade Lozano.
El acceso exclusivo al mercado por parte de quienes pagan la tarifa permite la compra de primera mano de artículos que se venden en el mercado informal a más del triple de su precio original, como el aceite, el pollo empaquetado, puré de tomate o los cigarros.
“El Gobierno se ha despreocupado demasiado de ese pueblo al que a cada rato le exige reafirmación revolucionaria y un último esfuerzo decisivo”, argumenta Odelkis Soto, licenciado en Ciencias Sociales.” La mayoría no recibe remesas, ni tiene salarios que puedan respaldar la compra de divisas en el mercado negro. Ese mismo pueblo que carga con las deudas que el Gobierno contrae con la justificación del embargo y tras el disfraz de víctima”.