En lugar de ser una temporada de alegrías y reencuentros, el fin de año en Cuba ha derivado en las semanas más desesperanzadoras de 2022.
Desde inicios de este diciembre cientos de cubanos de todas las provincias amanecen haciendo largas filas para poder adquirir un pedazo de carne para la cena del 31 y la mayoría regresa a casa con las manos vacías.
Reportes de medios independientes confirman que en ciudades como La Habana, Cienfuegos o Villa Clara las grandes aglomeraciones estuvieron marcadas por peleas, desmayos y un reforzamiento inusual de las fuerzas policiales.
En las imágenes compartidas desde Santa Clara, al centro de Cuba, se podían notar las filas multitudinarias de personas desde la madrugada para acceder a una supuesta “feria de fin de año” con productos que apenas alcanzaron para un tercio de la población.
El tumulto permanecía a la intemperie y bajo la lluvia esta semana para comprar mayonesa, cerveza y ron en la supuesta feria organizada por el gobierno.
“Los mercados se pasan vacíos todo el año y ahora tienes que luchártela para poder comprar un pedacito de carne que tampoco es tan barato”, comentó una santaclareña al medio CubaNet. Otros lo calificaron como un “viacrucis” o como “reses al matadero” haciendo alusión a la mala estrategia organizativa.
Colas en Cuba por fin de año
“Para que tengan una idea, esa cola es a tres cuadras, quizás un poco, más del lugar donde lo venden. Un desastre la feria en Villa Clara, pero más desastre es el comunismo. Mañana mayonesa. La cola hay que rectificarla cada cinco horas”, lamentó un cubano en Twitter que posteó una de las tristes imágenes.
En redes sociales una caja de cerveza cristal se vende a 4000 mil pesos o más y por un simple paquete de galletas muchos negociantes piden más mil.
“Las ferias son carne para los revendedores. El fin de año más triste del mundo ha sido este”, comentó una mujer en Facebook al compartir fotos de las referidas colas.
Mientras tanto, los mercados de La Habana exhibían la carne de cerdo a más de 400 pesos por libra y hasta las viandas y ensaladas resultan prácticamente inaccesibles para cualquier trabajador estatal.