El primer costo aprobado para la hora de vuelo en el cultivo, de 19 305 pesos con el avión más avanzado para el riego, casi se vio en Sur del Jíbaro como el apocalipsis en el arroz; la inquietud de los productores voló tan alto como los precios y “hasta los pájaros se espantaron”, según se le oyó decir desde la terraza a un anegador. Resulta que el costo anterior era de 1446 pesos la hora.
El desasosiego de los trabajadores de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro se fertilizó, además, al conocerse el costo de los insumos químicos, grasas y lubricantes —algunos crecieron hasta 10 veces—como una mala noticia llegó también el incremento del precio del agua, inicialmente subió más de siete veces, por fortuna, tuvo una rebaja.
Después de producir en el 2018 unas 57 000 toneladas de arroz consumo —la mayor cifra desde 1990—, la cosecha casi tocó fondo el pasado año por la sequía; sin embargo, ahora que la Zaza es un mar, el cereal se zarandea en medio de los nuevos precios y la falta de insumos, por eso sobre la mesa hay más cuentas que arroz.
“Si algo se necesita es que los trabajadores en las unidades y los campesinos ganen buen dinero y tengan solvencia; porque es dura la producción arrocera, son cinco o seis meses para lograr la cosecha, muchas noches quedándose en los campos espantando las aves, aquí es muy fuerte la radiación solar y los productos químicos son nocivos”, dijeron los campesinos de esa zona productora de arroz en Cuba.
Fuente: Escambray