“Todo pasó en cuestiones de segundos. Detrás de nosotros caían las fibras y los palos. Mi hijo se perdió y yo solo gritaba”, narró una madre cubana identificada como Yolaimi Hernández Gutiérrez al medio oficialista Cubadebate cuya casa quedó totalmente devastada tras el paso del huracán Ian por el occidente del país.
Esta mujer confesó haber sentido “terror” en horas de la madrugada, sobre las 2:45, cuando notó que las ráfagas de viento se llevaban gran parte del tejado de su vivienda, quedando totalmente desprotegido de la lluvia.
A cargo de un menor de 11 años que padece una enfermedad crónica y una abuela de casi cien años postrada en una cama, Yolaimi afirma que debió “sacar fuerzas de donde no tenía” para salvar a su familia.
“Mi abuela de 99 años estaba acostada en la sala cuando la lluvia comenzó a escurrirse por el techo. La levanté y la senté en una silla en la cocina. Cuando mi hijo y yo recostábamos su colchón en la pared, todo el techo, incluida la madera, cayó prácticamente encima de nosotros”, contó la pinareña.
Madre cubana terror en Huracán Ian
Más adelante narró que su hijo tuve una crisis de nervios y que tuvo que trasladar a su abuela hacia la zona del baño, única habitación de la vivienda fabricada de mampostería.
“Todo pasó en cuestiones de segundos. Detrás de nosotros caían las fibras y los palos”, explicó la mujer.
“Casi me vuelvo loca. El tiempo se volvió eterno. Él estaba escondido debajo de la cama del segundo cuarto y tuve que halarlo por los pies, porque no quería salir”.
Yolaimi dijo a la prensa que recuerda esa noche como la peor de toda su vida, ya que debió permanecer por más de seis horas encerrada junto a su abuela y su hijo en el baño de la casa, que mide apenas cuatro metros cuadrados, mientras sostenía una puerta de madera para impedir la penetración del viento y la lluvia.
“Lo que más afectó fue que el aire vino de frente. Eso nunca había pasado”, subrayó la vueltabajera que manifestó durante la entrevista que “hubo poca información sobre los posibles efectos que tendría Ian”.
Otros pinareños afectados comentaron a Cubadebate que habían perdido casi todas sus pertenencias de valor. “Fue muy duro ese momento. Los colchones, la ropa… todo lo perdimos. El televisor lo guardamos a tiempo, pero justo después de que quitaron la electricidad, el refrigerador hizo un corte. Hay que ver cómo están esos equipos cuando regrese la corriente, porque la humedad acaba con los electrodomésticos” refirió el cubano Fidel Barbosa Montelier residente del reparto La Flora.
Tanto Fidel como su esposa Maurelin ahora deben dormir en la sala de su casa, la única habitación que conservó el techo, “aunque no les queda prácticamente nada, tienen miedo de que les roben ese poco”.