En un controvertido ejercicio de libertad de expresión entre los medios cubanos, el periódico Escambray de Sancti Spíritus ha aprobado varias opiniones sobre el matrimonio igualitario en Cuba, que como mínimo, sirven al “discurso de odio”.
¿Está Cuba a las puertas del matrimonio igualitario? Con esta pregunta, VisionEs, el noticiero del medio espirituano realizaba una reflexión sobre un asunto que ha sido postergado en la isla.
La periodista que comentó sobre este tema reconoció que aún no se ha logrado por culpa de un “segmento machista y conservador que considera que al legalizar el matrimonio igualitario se promueven las relaciones homosexuales”.
Seguramente las intenciones del medio y de la reportera hayan sido las de que se reconozca, de una vez, “la igualdad de derechos y deberes de todas las personas” como una forma de “hacer cumplir los artículos 41 y 42 de la Constitución, la que aprobó una abrumadora mayoría de cubanos hace dos años”.
Sin embargo, la polémica que rodea la unión legal entre personas del mismo sexo en Cuba pasó a otro nivel cuando se aprobaron comentarios totalmente fuera de lugar y alejados del respeto a esos mismos derechos que se pidió honrar en el trabajo periodístico.
OPINIONES SOBRE EL MATRIMONIO IGUALITARIO EN CUBA
Una vez más, las personas que abrazan una religión pidieron que no se “acepte algo que denigra la sociedad”.
En otro de los comentarios, un lector incluso se refirió al tema definiéndolo como “paquete aberrante sobre la ideología de género”.
De nada le valió a la periodista afirmar que el hecho de “negar el amparo legal de una unión entre dos personas es un acto lesivo a la dignidad humana”.
Escambray permitió, con la moderación de comentarios, que alguien recomendara “solicitar que se haga igual que en Rusia, que tiene una ley que penaliza las manifestaciones públicas de homosexualidad”.
Eso, en una provincia como la espirituana, de las más machistas y conservadoras en Cuba, significó darle voz a quien quiere negarle derechos a otras personas a toda costa.
Incluso hubo quien expresó que “con tantos problemas reales y notorios que tiene este país, ahora haciendo lobby para este tema que es de una minoría”.
Lo curioso es que muchas de esas mismas personas cuando tuvieron la posibilidad de ocuparse de esos “problemas reales y notorios” en los debates de la Constitución cubana, centraron todas las discusiones en la posibilidad de que dos personas del mismo sexo puedan formalizar su unión ante la Ley. O al menos así lo reflejó la prensa.
La libertad de expresión también necesita límites. Bien lo saben los medios cubanos que lo usan a conveniencia.