Mientras los cubanos tienen que hacer malabares para poner un plato de comida en sus mesas, los principales dirigentes de Cuba, como el Primer Ministro, Manuel Marrero, lucen “bien alimentados” y con una panza bastante pronunciada. Ellos no están pasando hambre, es evidente.
Resulta bastante común que la mayoría de los funcionarios del país visiten cooperativas agrícolas para exigir a los campesinos que produzcan más, en tanto piden resistencia y esfuerzo al pueblo.
Uno de los personajes que goza de menor popularidad entre los cubanos es el primer ministro Manuel Marrero Cruz quien cuestionó recientemente “dónde” estaba la “comida” para el pueblo durante el balance anual del Ministerio de la Industria Alimentaria.
El funcionario intentó congraciarse exigiendo que no se habían cumplido varias medidas gubernamentales que estaban encaminadas a estimular la producción de alimentos en medio de la crisis. Como era de esperar, los cubanos no tardaron en responderle en redes sociales, estableciendo un paralelismo entre su “barriga” y la situación alimentaria en la isla.
La panza del Primer Ministro de Cuba habla por sí sola
“Desconfíen de ese hombre. Es ambicioso, sin escrúpulos, tiene ansias de poder”, dijo una persona. “Últimamente, sus declaraciones están enfocadas en demostrar que está identificado con el pueblo y le preocupa: que si la comida, que si los precios triplicados es un abuso… todo para lavar su cara… ¿Con qué fin? ¿¿Mantener su vicepresidencia??… ¿¿coquetear con la posibilidad de presidir este país??, el tiempo dirá”.
Otro usuario se burló de la panza del Primer Ministro de Cuba, alegando que sin ser economista ni remotamente, “sé que ninguna ley ni medida de esas va a dar más, ni comida ni nada. La comida está en los vientres voluminosos de los tiranosaurios del Partido Comunista”, señaló.
Manuel Marrero es arquitecto de profesión y antes de ocupar el cargo actual se desempeñaba frente al Ministerio del Turismo desde que fue designado en 2004 por Fidel Castro. En la actualidad, su gestión ha sido sumamente ineficiente y criticada por el pueblo a la par de la de Marino Murillo, el promotor del “desordenamiento”.