A cuatro meses del siniestro que acabó con la vida de 16 personas tras el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, los residentes de la zona no logran olvidar el momento en que se desprendieron las llamas como si fuese un volcán en erupción tras la caída de un rayo en uno de los depósitos.
Cuatro tanques con 145 000 metros cúbicos de petróleo se encontraban el peligro de reaccionar en cadena y destruir con su onda expansiva todas las viviendas aledañas al lugar. Los daños serían incalculables.
A pesar de que el incendio pudo controlarse a lo largo de una semana interminable, muchas personas que vivieron de cerca la crisis, todavía dicen tener secuelas sicológicas provocadas por el estrés y la agonía de haberse sabido en peligro inminente.
“Cogí a mi familia y salimos corriendo por el risco, bajo la lluvia, aquello fue terrible. Descalzos, sin nada, dejamos casas abiertas y todo, y corrimos de la termoeléctrica para allá como un kilómetro. Tuve mucho, mucho miedo”, contó a la agencia AP la sobreviviente Yurisleidis Vázquez, una enfermera que residía en la zona.
Como ella, más de siete familias aún permanecen evacuadas con esperanza de que el gobierno les reconstruya sus hogares o les entregue otro en su lugar. Nilvia del Pino, quien residía frente a la base lo califica como uno de los peorres momentos de su vida: “El día más triste de nosotros fue el cinco de agosto, cuando sucedió el incendio, porque yo, con la edad que tengo, nunca en mi vida había visto una cosa como esta”.
Tras el incendio, las autoridades cubanas calcularon daños materiales de unos 66 millones de dólares, la afectación en unos 145 000 metros cúbicos de petróleo y la pérdida total de laboratorios de hidrocarburos, talleres, oficinas y viviendas aledañas.
Así sigue la vida en la base de supertanqueros de Matanzas
“La base ha seguido operando con su limitación, ahora tenemos menos capacidad de almacenamiento de crudo, pero no hemos dejado de dar servicio con un esfuerzo inmenso”, dijo a AP Liber Sams, jefe de inversiones de la Base de Supertanqueros.
Mientras la zona permanece en labores reconstructivas, muchas de las personas que residían en el lugar permanecen albergadas en pequeños cuartos. Hace poco menos de una semana, varios de los afectados se quejaron a los medios independientes que apenas contaban con agua potable para su consumo o combustible para cocinar sus alimentos.
“Nosotros llegamos y nos soltaron aquí. Nos dieron mucha atención el primer día, la primera semana y, hasta el sol de hoy, nadie nos da una información, nadie nos dice nada. No tenemos ni una colcha para taparnos, y ya está entrando el frío”, contó Dayneris Leyva Maqueira a Radio Televisión Martí y exigió una explicación a las autoridades de la provincia por el abandono al cual han sido sometidas más de siete familias en similar condición.