El pasado fin de semana se realizó en la capital cubana la segunda edición de Le Dîner en Blanc, un evento que reúne a cientos de personas vestidas de blanco para disfrutar de una cena al aire libre en un lugar emblemático de la ciudad.
El evento, que se originó en París hace más de 30 años, se ha replicado en más de 80 ciudades del mundo y tiene como objetivo crear una experiencia única y sofisticada para sus asistentes.
En esta ocasión, el escenario escogido fue el Club Habana, un exclusivo complejo turístico situado frente al mar. Allí, los invitados, en su mayoría extranjeros, degustaron platos como langosta, cordero, pescado y pasta, acompañados de vino y champaña, según Diario de Cuba. El costo de la entrada fue de 250 dólares por persona.
Sin embargo, lo que para algunos fue una noche mágica y divertida, para otros fue una muestra de insensibilidad y desigualdad. En las redes sociales, muchos cubanos expresaron su rechazo e indignación por este tipo de eventos que contrastan con la realidad que vive la mayoría de la población.
Y es que Cuba atraviesa una grave crisis económica y social. La escasez de alimentos, medicinas y productos básicos es cada vez más severa y los precios se han disparado.
Alimentación en Cuba
Según una encuesta reciente de Cubadata, casi la mitad de los cubanos (47,2%) ha pasado hambre al menos un día entero porque no tenía qué comer. Además, todos los entrevistados han tenido que recurrir a alguna estrategia para sobrevivir a la falta de alimentos y el alto costo de la vida.
Ante este panorama, algunos analistas consideran que eventos como Le Dîner en Blanc no solo reflejan el consumo elitista de una minoría privilegiada, sino también una forma de desafiar el antiguo sistema socialista que se derrumba.
Pedro Monreal, economista cubano, opina que “este jolgorio gastronómico” es una expresión de “una clase de consumo” que impugna “una lógica de un anterior sistema de consumo que se desmorona”.