No solo las ciudades cubanas se encuentran en pésimas condiciones constructivas, también las principales necrópolis sufren por la desidia y la escasez de recursos para mantenerlas constructivamente.
Para usar los materiales en sus propias viviendas muchas personas son capaces hasta de robar en los propios cementerios. El último caso de este tipo fue informado por el periódico de Las Tunas que dedicó todo un reportaje a explicar a la población los porqués del hurto en la instalación provincial.
Según reconoció el medio en los últimos años han ocurrido robos de jardineras, libros y otros elementos de las tumbas. “Los mismos que roban, después te ponen cara triste y te vuelven a vender el mismo recurso pasándole una manito de pintura”, en lo que es un acto de bajeza humana descomunal, por decir lo menos”, lamenta Raúl Ernesto Martínez Rodríguez, subdirector de Higiene y Necrología en la provincia oriental.
El directivo precisó que los hechos vandálicos en el cementerio se han incrementado debido a la falta de iluminación en el lugar y porque tampoco está completa la cantidad de agentes de seguridad y protección que lleva el sitio.
“Muchas personas han dejado claro que no están dispuestas a trabajar en este lugar. Algo que está dado porque tenemos una idiosincrasia muy arraigada con respecto a estos temas y entonces, por asuntos culturales y demás, se dificulta cubrir la fuerza de trabajo”, argumentó.
El medio también indica que los vecinos del lugar “no saben nada” sobre los hechos vandálicos y que solo se limitan a advertir que la cercanía con el cementerio hace que la tierra de sus patios sea más fértil.
“Es bueno que las personas, por favor, vayan al cementerio siempre con el objetivo de honrar a sus familiares, no de destruir el lugar”, agregó el funcionario y advirtió que quienes desean construir en la zona aledaña deben pedir previamente los permisos a las instancias superiores.