El exlanzador cubano, Maels Rodríguez, único con un juego perfecto en Cuba, compartió en una entrevista con la reconocida periodista deportiva Julita Osendi para CiberCuba, detalles sobre su salida de Cuba y su vida en los Estados Unidos.
Rodríguez dejó Cuba en 2003, viajando por mar. Tenía sueños de lanzar en las Grandes Ligas y, de hecho, fue firmado por los Arizona Diamondbacks. Sin embargo, las molestias persistentes en su brazo de lanzar le impidieron jugar. Pasó todo su tiempo en el Complejo de Grandes Ligas, intentando recuperarse, según relató.
Después de demostrar su valía en Cuba, Rodríguez aspiraba a triunfar en las Grandes Ligas. Quería seguir los pasos de jugadores como Roger Clemens, El Duque, Liván, Contreras, Rolando Arrojo y René Arocha. Además, decidió dejar Cuba para poder pensar por sí mismo, defender sus ideas y escapar de los dogmas, contó al citado medio.
“Mi frustración fue aplastante. Yo reunía todas las condiciones para ser un grande (…) trabajaba mucho; cada vez me exigía más porque más exigían de mí. No era solamente mi velocidad, mantenida entre 95 y 100 millas, también estaba la inexperiencia de tratar de dar un espectáculo cada vez que subía al box”.
Maels Rodríguez 100 MPH Club
A pesar de las dificultades, Rodríguez nunca perdió la esperanza. A los 33 años, decidió cambiar de rumbo y convertirse en entrenador. Pasó un curso de fisioterapia y rehabilitación para entender mejor el funcionamiento del cuerpo humano y poder diseñar entrenamientos adecuados.
Con el tiempo, se convirtió en entrenador y fundó su propia academia, la Maels Rodríguez 100 MPH Club. Aunque su carrera como jugador en los Estados Unidos no resultó como esperaba, encontró satisfacción en ayudar a otros a alcanzar su sueño: jugar al máximo nivel en las Grandes Ligas.
Maels Rodríguez atribuye su lesión irreversible al sobreuso de su brazo. Pero, a pesar de las dificultades, mantuvo una actitud positiva. Actualmente, dirige su academia, que cuenta con entre 130 y 140 estudiantes. Además, disfruta de su vida familiar con su esposa, Yanislei Rondón, y sus dos hijos, Mía y Maels Junior.