La actriz Ana de Armas es posiblemente una de las celebridades más seguidas actualmente por los paparazzi y por las revistas de farándula, algo que jamás imaginó la cubana nacida y criada entre Santa Cruz del Norte y La Habana.
A pesar de que su papel de Marilyn Monroe en el filme “Blonde”, dirigido por Andrew Dominik, la ha lanzado al estrellato absoluto, la joven no reniega de sus raíces y tampoco le apena confesar sus carencias y aficiones de la infancia en la isla caribeña.
En un reciente conversatorio con AnOther, Ana llegó a confesar que jamás imaginó que llegaría tan lejos. Aunque creció disfrutando de filmes como Titanic hasta Terminator, siempre supo que las películas estaban muy lejos de su realidad.
“Los niños en los Estados Unidos creen que pueden ser princesas porque puedes comprar un vestido de princesa y una corona de princesa y convertirte en una. Nunca tuve eso. Ni siquiera sabía a qué sabía una manzana”, refirió de Armas.
“Estás en un país donde no tienes mucho contacto con el mundo, estás en una especie de burbuja. Pero de alguna manera eso te hace concentrarte en la vida y las amistades en lugar de todo el ruido”, admitió.
“Crecí descalza, corriendo sobre las rocas junto a la playa, nadando. Mis amigos y yo realizamos obras de teatro para los vecinos. Tenía algo para trepar postes de luz y árboles, y estaba obsesionada con rescatar gatos y perros de la calle: todos los días volvía con un nuevo animal y volvía loca a mi madre”.
Cuando apenas contaba con 16 años y mientras estudiaba en la Escuela Nacional de Arte, Ana fue escogida para interpretar el papel de una adolescente en el filme “Una rosa de Francia”.
Ana de Armas
“No había mejor escuela que un set de filmación”, aseguró en la entrevista. “Así que hice ambas cosas: a menudo me quedaba dormida en clase, pero me ponía al día con lo que me perdía”.
Un tiempo después y sin haber concluido su carrera en Cuba, Ana decidió marcharse hacia España donde participó en varias producciones, entre ellas, la popular serie “El Internado”.
“Estar sola en España fue muy duro. Nunca se me pasó por la cabeza volver, pero fue difícil. Para ser honesta, comencé a comer dulces, chocolate y donas, todo lo que nunca había tenido cuando era más joven”.
“Mi corazón pertenece a Cuba, pero sabía que tenía que salir de allí para crecer. Siempre estuve al tanto del techo muy bajo que lamentablemente tienen los artistas cubanos y la gente en general. Sabía que tenía más que hacer, más que aprender”, concluyó la nueva Marilyn que, según la crítica especializada, pudiera ser candidata a la próxima estatuilla dorada en 2023.
MUY FELIZ DE QUE UNA CUBANA ESTÉ TRIUNFANDO EN HOLLYWOOD. ORGULLO CUBANO.🇨🇺