Ulises Toirac, el humorista cubano conocido por su personaje de Chivichana en el programa ¿Jura decir la verdad?, ha recurrido nuevamente a las redes sociales para realizar otra de sus habituales denuncias, esta vez de los precios.
Esta vez dedicó un post bastante extenso en el que hace alusión a los precios en Cuba y cómo la inestabilidad de los mismos puede llegar a afectar hasta su relación matrimonial y provocarle mal humor y desánimo.
“Lo de los precios es absolutamente emocional… Sin relación con otra cosa. Depende absolutamente de su estado de ánimo y le explico por qué”, comenzó diciendo Toirac en su publicación.
Acto seguido refirió que, al despertar, su esposa “le mete un berrinche” porque tuvieron un apagón la noche anterior de más de seis horas adicionales. Además, porque ni siquiera pudo tomar un baño, ya que, sin electricidad, no funcionan ni el motor ni el calentador de agua.
Ulises describe que debe salir luego a la calle a buscar comida y que se topa con los altos precios del mercado: “Usted puede llegar a su tarima y decir que su plátano vale a 600 pesos la libra y sanseacabó. El berrinche pasa de su esposa a usted, y de ahí a la viejita que le grita “hijueputaesenoespreciodeplatano”…. Y se logra de esa manera un equilibrio en su familia. Que se jodan los demás”.
Ulises Toirac bromea con los precios en Cuba
El humorista considera que desde las seis de la mañana “comienza en todo el territorio nacional lo que él nombra “cadena de transferencia de encabronamiento”, que no es más que un malestar general provocado por las constantes carencias y cortes de energía.
“A las ocho de la noche ya es una locura. Mirado desde el espacio podría simular el comportamiento de micropartículas chocando entre sí a gran velocidad, la cual aumenta a medida que el berrinchómetro le mete más energia. Se verá desde el espacio un día… No me quedan dudas”, sentencia.
Finalmente, ilustra esa estabilidad emocional afectada con el ejemplo de la pelea reciente en el Coppelia de La Habana, un video que se hizo viral en las redes sociales. “Es como la ley de la energía: el berrinche ni se crea ni se destruye, se transforma”, concluyó.
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