El gobernador de Florida, Ron DeSantis, señaló con el dedo al presidente Joe Biden esta semana en medio de preguntas sobre su decisión de expulsar a un grupo de migrantes, en su mayoría venezolanos, a Martha’s Vineyard, mientras otros critican la medida.
A los inmigrantes venezolanos que mandaron a la rica isla de Massachusetts desde San Antonio el pasado miércoles, según los informes, les dijeron que iban a Boston. El viernes, los migrantes fueron trasladados voluntariamente a una base militar en las cercanías de Cape Cod. Eran de nacionalidad venezolana.
Un nuevo video mostró a los inmigrantes saliendo de Martha’s Vineyard hacia la base, que según funcionarios de Massachusetts está mejor preparada para albergar a hombres, mujeres y niños.
Un migrante dijo, en español, que vino a “trabajar y ayudar a mi familia en Venezuela que está sufriendo allí”.
DeSantis se basó en la misma jugada de un colega republicano, el gobernador de Texas Greg Abbott, al sorprender a los bastiones demócratas con una gran afluencia de inmigrantes. Proporcionar poca o ninguna información es parte del plan.
Migrantes fuera de Florida, el plan
Julio Henríquez, un abogado que se reunió con varios migrantes, dijo que “no tenían idea de adónde iban ni dónde estaban”.
Dos vuelos a Martha’s Vineyard se detuvieron en Florida Panhandle, dijo Henríquez. Mientras estaban a bordo, los inmigrantes recibieron folletos y mapas de Massachusetts.
En San Antonio, una mujer latina se acercó a los migrantes en un refugio administrado por la ciudad y los alojó en un La Quinta Inn cercano, donde los visitaba todos los días con comida y tarjetas de regalo, dijo Henríquez. Prometió trabajos y tres meses de vivienda en Washington, Nueva York, Filadelfia y Boston.
La administración DeSantis gastó más de 600 mil dólares americanos para llevar a los inmigrantes de San Antonio a Nueva Inglaterra. El gobernador de Florida señaló con el dedo a Biden y calificó de imprudentes sus políticas de inmigración con América Latina, que ha llevado a una crisis.