Ya es viral en Cuba, la presunta estafa de dos felpas de pelo (las ligas como se conocen en otros lugares del mundo). ¿Por qué se hizo viral un asunto tan trivial? Pues por la reclamación pública y la exigencia de una indemnización de la víctima, Lucía Milán.
¿Cómo fue la historia? La contamos tal cual hizo la Revista Alma Máter en su perfil de Facebook. La dinamita fue un post en el grupo de Facebook “Todo bebés en La Habana”, donde Lucía Milán denunciaba haber comprado 20 paquetes con 50 felpas de pelo cada uno —en teoría—, para descubrir que dos paquetes estaban incompletos.
Milán tenía la intención de revender mil felpitas —998—, pero como ni siquiera había gozado del beneficio de la compra por esa cantidad, exigió al ver que le faltaban dos felpitas, el el reintegro de su pago.
Lili Mantilla, la vendedora, estaba dispuesta a llegar a un acuerdo: podía reponerle las dos felpitas faltantes o aceptar la devolución de los paquetes incompletos, pero tenían que llevarle las felpas de la discordia.
Lucía montó en cólera: si Lili reconocía que el error era suyo, ¿cómo pretendía que volviera a su casa? Tenía que ir ella a la suya. “Solo por el mal rato esos dos paquetes deberían ser gratis”, aseguraba en un audio.
El post cerraba recomendando a los usuarios del grupo que no cayeran en la “estafa” y que compartieran, para que más personas supieran. Las reacciones no tardaron en llegar: miles de personas compartiendo, comentando, pero no exactamente como la damnificada había previsto. Más bien se dedicaron a criticar su ortografía.
Viral en Cuba: La versión de Lili Dos Felpitas
Un par de días después de la publicación y con el tema en tendencia, Lili Mantilla (también conocida como Dos Felpitas), explicó lo que había pasado. Tras dos semanas de venderle al esposo de una muchacha 20 paquetes de felpas llegó la reclamación.
Enseguida aceptó solucionarlo, pero tenían que ir a su casa en Altahabana. Ella, enfermera y madre de una niña de dos años, no podía ir a donde vivían los compradores, aparentemente en Alquízar.
Además, explicó que llevaba tiempo en el negocio de las felpas —aunque nunca las cuenta porque son paquetes sellados—, que vender al por mayor no le da negocio, saludó a muchas personas y compartió las mieles de su popularidad en las redes sociales.
¿Cómo terminó el asunto?
Lili se hizo viral. Un salón de belleza le regaló un arreglo de uñas. Una tienda de comercio online le dio un bono de 25 dólares para comprar felpitas. La cantante Mimí le hizo una conga santiaguera. Su esposo y un amigo comenzaron a realizar videos humorísticos sobre el tema.
También recogió donaciones para un bebé ingresado en el Hospital William Soler, donde ella trabaja como enfermera. Aunque a Lucía, la supuesta estafada, no le agradó mucho el éxito de su “contraria”.
En varios post aseguró que había sido bloqueada y desbloqueada y que les deseaba a todos los que se burlaban que fueran estafados y que no aceptaba disculpas de nadie. También que había logrado vender sus felpas —no como Lili, a quien se le estancarían— y que se iba para Rusia el 25 de diciembre.
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