La historia de Mario se hizo pública por las vivencias narradas en el libro “’Journey Back Into the Vault’, publicado a principios de este año y que será presentado en Miami este 4 de junio. La vida del arquitecto cubano que transformó todo un condado en Florida, EE.UU.
Sin lugar a dudas, el condado de Broward, ubicado en el estado de Florida, tiene el sello del prestigioso arquitecto Mario Cartaya en toda su extensión. Escuelas, parques, bibliotecas y estructuras comerciales fueron diseñadas o repensadas por el cubanoamericano, cuyos proyectos han dado forma para siempre al paisaje urbano de esta ciudad.
Desde la fundación de Cartaya & Associates en 1979, Cartaya se empeñó en darle vida a la urbe, poniendo su estilo y su mano en edificios icónicos como el centro de la ciudad Charles F. Dodge en Pembroke Pines; el Town Center en Miramar; la Escuela de Bellas Artes, las renovaciones de Bailey Hall.
También diseñó el nuevo Centro Acuático del Salón de la Fama de la Natación, la Casa Ronald McDonald en Miami y el Indigo Island Development, vivienda sostenible en las Islas Exuma de las Bahamas. Y es que Mario Cartaya ha sido considerado un hombre de profunda sensibilidad estética y ambiental.
Mario escapó de Cuba junto a su familia en el año 1960. La decisión la tomó su padre y fue bastante difícil, ya que, Juan Ignacio, como se llamaba su progenitor, había abierto su propio negocio de contabilidad en La Habana y asesoraba a muchos clientes y empresas importantísimas.
Más de esos sueños
Una mañana, varios oficiales del ejército castrista irrumpieron en su oficina y a punta de metralletas le pidieron que entregara todos los documentos y que su seguridad no estaba garantizada. Una vez emigrados a Miami, la familia debió empezar de cero.
Sin embargo, Mario siempre había soñado con convertirse en arquitecto, propósito que finalmente logró en 1975, cuando se graduó de la Universidad de Florida y, al año siguiente, hizo su maestría en construcción de edificios.
La historia de Mario se hizo pública por sus vivencias narradas en el libro “’Journey Back Into the Vault’, publicado a principios de este año y que será presentado en Miami este 4 de junio.
Sin embargo, el texto no está considerado como político, ya que se trata de “la historia de un hombre humilde que decide recobrar su niñez olvidada y regresa a Cuba en busca de su pasado”, ha revelado Cartaya.
“Lo que encuentra es que esas memorias siempre han estado con él –en aquella bóveda protectiva del subconciente que nos protege de los momentos difíciles y dolorosos de nuestras vidas. El camino lo llevará a una claridad de espíritu y corazón en paz que él nunca esperaba”.
Arquitecto cubano vive “sueño americano”
El primer libro de Cartaya versa sobre la historia de su primer regreso a la tierra que lo vio nacer, 56 años después de haberla dejado, en busca de su infancia olvidada.
Según David Lawrence, ex director del Miami: “El libro de Mario Cartaya es una historia de amor entre la familia y el país (Cuba y los Estados Unidos). Un excelente viaje narrado y una historia hermosa y significativa. De hecho, es un tesoro”.
Para lograr que sus edificios impacten tanto entre el paisaje urbano, Cartaya da vueltas a la idea una y otra vez y ha confesado que se hace primeramente con las propias personas que harán uso del espacio.
“Antes de construir algo siempre me pregunto: ‘qué es lo que este edificio quiere ser’”, explicó Cartaya en una ocasión. “Y me respondo: ‘expresar no solo su uso, sino también lo que quiere de él la comunidad”.
En el 2019, durante la fiesta de celebración de los 40 años de su empresa, Cartaya lloró cuando la congresista Debbie Wasserman Schultz, dedicó unas hermosas palabras de gratitud en nombre de todo el estado.
“Su historia y la de Cartaya and Associates Architects ayudaron a formar el paisaje arquitectónico del sur de la Florida. Y a partir de ahora esto quedará registrado para siempre en la Librería del Congreso de Estados Unidos”, dijo ella. “Cartaya es un visionario cuya obra puede verse a través de todo el condado de Broward”.
Al subir al estrado, Cartaya confesó: “No lloro por mí, sino por mi padre. Sacrificó su vida para que yo y mi hermano tuviéramos la oportunidad de vivir en libertad en Estados Unidos. Cuánto daría porque él estuviera vivo y viera que todo su sacrificio lo celebramos con mis acciones. Por eso lloro”.
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