Aunque los primeros tiempos suelen ser duros para cualquier emigrante, son muy pocos los cubanos recién llegados a Miami que llegan a arrepentirse de haber dejado atrás la isla con sus tantas injusticias y precariedades.
Si bien existen reportes de casos de ancianos que añoran su casa natal o el sitio donde crecieron tras arribar a otro país ajeno, no falta el tiempo para acostumbrarse a una vida más llevadera y con amplitud de garantías para sobrellevar la vejez.
Una vez en Estados Unidos, los exiliados cubanos suelen sentir en los primeros meses cierto remordimiento o frustración por sus familiares y allegados que aún residen en la nación caribeña, imposibilitados de poner un plato de comida decente en la mesa o vivir dignamente de su trabajo.
Dos cubanos recién llegados a Miami fueron entrevistados recientemente por el medio independiente Diario de Cuba, testimonios que constatan la capacidad emprendedora y la voluntad de muchas de estas personas que apuestan sus vidas como balseros o en el peligroso recorrido por Centroamérica.
“Aquí la talla es echar pa’lante y, entre las posibilidades, ver si se puede rescatar a cualquier socio fuerte, o a la jeva, para entre los dos formar una película”, confiesa al citado diario un reguetonero identificado como El Nene. “Yo todavía no sé a quién, pero en cuanto tenga el dinero ayudaré a alguien”.
El Nene vive junto a su hermano David en un pequeño apartamento con una cocina, baño y patios comunes para los vecinos al costo de 800 dólares mensuales que pagan a la mitad.
Cuando residía en la isla, El Nene gozaba de algunos lujos: tenía un estudio de grabación, una casa propia, una moto eléctrica y hasta llegó a manejar un auto antiguo. Sin embargo, confirma que la vida le cambió para mejor.
“Quizás no me faltaba nada, pero me sentía estancado”, apunta el entrevistado que decidió apostar todo y marchar vía terrestre y acogerse a las ayudas del gobierno norteamericano.
Desde octubre del año pasado hasta finales de mayo de 2022 han optado por este trayecto cerca de 79.000 cubanos que entraron a Estados Unidos por la frontera sur de EEUU, de acuerdo con reportes de The New York Times.
“En Cuba no podía ir a la tienda y comprar lo que quisiera sin pasar trabajo, aquí te dan ganas de cocinar porque tienes con qué cocinar. Me dieron la tarjeta Foodstamps, el Medicare por si me enfermo y me pagaron los estudios en refrigeración, más la opción de pedir un préstamo al banco a pagar en diez años”.
Por ahora, este cubano recién llegado trabaja parqueando autos y recibe un salario de alrededor de 1.800 dólares al mes. “No es lo que quiero para toda la vida, pero por el momento me da para la renta y los gastos básicos hasta que tenga mis papeles”, comenta al citado medio.
Muchos cubanos recién llegados a Miami que no poseen permiso de trabajo deben conformarse con este tipo de contratos. Aun así, logran ahorrar dinero para enviar a sus familiares en la isla y hasta para pagarles un pasaje hacia Nicaragua, donde comienza la travesía hacia la frontera mexicana.
Otro cubano llamado José, que llegó con solo 10 años a Miami, en 1970, cuenta a DDC “que los grandes edificios entrecruzados por los anillos de los expressway y líneas del tren aéreo fueron levantados con el esfuerzo y trabajo de los exiliados a lo largo de estos 60 años”.
Además, argumenta que, aunque a muchos exiliados les cuesta adaptarse en un primer momento a la urbanidad “la mayoría sienten que la vida les cambia. Aquí hay quienes celebran su cumpleaños el día que pisaron esta tierra”, confirma el anciano.
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