Aunque el año anterior nos haya traído prosperidad, salud y amor, siempre queremos que se dupliquen nuestras dichas o se mantengan para los doce meses sucesivos. La suerte para el nuevo año nunca está de más.
A lo largo de la historia de la humanidad se han practicado rituales de fin de año que han quedado como costumbres en varias regiones del mundo y que no perdemos nada en probarlas si a tantas personas le trajeron suerte.
En gran parte de Europa, por ejemplo, se habitúa a consumir una uva por cada campanada del reloj el 31 de diciembre. En total, serían doce de estas frutas, que también representan los doce meses del año, aunque el rito no acaba ahí, ya que se debe pedir un deseo por cada degustación.
Según cuenta la leyenda, esta tradición surgió en siglos pasados, cuando se obtuvo cosecha muy próspera en España que fue sinónimo de buenos augurios en la región.
Los españoles también consideran que la cena idónea para festejar la última semana de diciembre debe ser a base de lentejas cocidas, una tradición que rápidamente se hizo muy popular en otras naciones como Italia, Portugal o Países Bajos.
Aunque pueda parecer que romper nuestras pertenencias no trae nada bueno consigo, en Dinamarca consideran toso lo contrario y suelen lanzar platos, vasos o cualquier vajilla a las puertas de las viviendas de sus seres queridos como forma de augurarles la felicidad.
Rituales de suerte para nuevo año
En muchas regiones suelen quemar prendas en desuso o una lista con doce deseos para el año venidero.
Una de las costumbres más extendidas en el mundo entero es dar el primer paso de nuevo año con el pie derecho. En algunos países suelen esperar a las doce de la noche con el pie contrario recogido, claro está, solo segundos antes.
Se especula que comenzar enero con ropa interior roja puede contribuir a atraer la pasión y el amor a nuestras vidas, aunque hay quien deshoja rosas de este color a las doce de la noche o lucen un lazo en la mano izquierda para encontrar pareja.
Durante la cena del Fin de Año en muchas casas se acostumbra a abrir todas las ventanas, lo que supuestamente elimina las malas energías.
Otros colocan platos adicionales para sus difuntos o esconden seis monedas debajo de la alfombra principal para que no falte ese año la bonanza económica.