Aunque resulta común confundir los términos de Nochebuena y Navidad estos festejos adquieren dos significados tradicionalmente diferentes, aunque vinculados entre sí.
Resulta que su principal diferencia es de carácter temporal, ya que la Nochebuena resulta la víspera de la segunda, que marca la fecha del nacimiento del niño Jesús según la religión cristiana, por lo cual se suelen celebrar ambas fechas: el 24 y 25 de diciembre.
La Nochebuena está plagada de costumbres muy antañas que incluyen motivos más bien de corte religioso decretados oficialmente desde el año 380 después de Cristo como la misa de gallo, la oración ante el nacimiento y el intercambio de regalos.
Su nombre se debe a “buena noche”, ya que se dice que Jesús de Nazaret nació entre la medianoche y la madrugada, cuando se conmemora el inicio del viaje de los peregrinos y su llegada al pesebre con bendiciones para el recién nacido.
Aunque la Cena de Nochebuena se realiza el 24, la Navidad llega el día 25 de diciembre de cada año, cuya denominación proviene del latín nativitatis, que significa “nacimiento”.
Sin embargo, existen festejos alegóricos a la fecha cuyo origen proviene de diferentes culturas y épocas con símbolos que no están relacionados exactamente con los preceptos bíblicos.
Por ejemplo, otras religiones consideran que el 24 de diciembre se relaciona con el día en que surge el sol durante los meses de invierno, razón principal de que en las antiguas civilizaciones como Grecia y Egipto se le rindiera culto a los dioses Ra y Apolo que representaban al astro.
Fue después de la caída del imperio romano que la celebración de Navidad tomó mayor auge en gran parte del mundo tras la expansión del cristianismo.
Fiestas tradicionales
Otra figura muy popular en el imaginario de las navidades es la de Papá Noel o Santa Claus, un anciano que entrega regalos a los niños en calcetines que están colgados junto a la chimenea.
Se cuenta que es un personaje inspirado en San Nicolás de Bari, un obispo turco conocido por sus acciones hacia el prójimo y devenido como el gran protector de los infantes.
En la cultura occidental suele celebrarse la navidad con las decoraciones de luces dispuestas en casas, edificios y plazas donde también se coloca el conocido árbol navideño. Varias fuentes confirman que el primero de su tipo se vio en Alemania en 1605 y se utilizó para ambientar la festividad en una época de extremo frío.
“En la antigüedad, los germanos creían que tanto la Tierra como los Astros pendían de un árbol gigantesco, el Divino Idrasil o Árbol del Universo, cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo”, indica una reseña de Clarín. “Para celebrar el solsticio de invierno –que se da en esta época en el Hemisferio Norte-, decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor”.
Según la simbología de sus adornos, las esferas representan los dones de dios, la estrella es la guía de la fe, los ángeles son los mensajeros, mientras que las luces iluminan el camino al bienestar.