La cerveza es una bebida muy popular y apetecible, sobre todo en los días calurosos de verano. Tiene un sabor amargo y refrescante, y una graduación alcohólica que varía según el tipo y la marca. Muchas personas la consumen para relajarse, socializar o simplemente disfrutar de su sabor.
Pero, ¿qué tiene la cerveza que nos gusta tanto? La cerveza se elabora a partir de la fermentación de cereales como la cebada o el trigo, con levadura y lúpulo. El lúpulo le da el aroma y el amargor característicos, y también ayuda a conservar la bebida. La espuma se forma por la liberación de dióxido de carbono durante la fermentación, y debe ser cremosa y persistente.
La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo, con una media de 175.000 millones de litros al año. Algunos países tienen una gran tradición cervecera, como la República Checa, donde se beben 144 litros por persona al año.
Sin embargo, no todo el mundo puede o debe beber cerveza, ya que tiene efectos negativos para la salud en algunos casos. ¿Quiénes deberían evitar la cerveza?
Aunque se recomienda un consumo moderado y responsable de alcohol, hay personas que deberían abstenerse de beber cerveza por completo, para prevenir problemas en su organismo. Según un artículo publicado en La Razón.
NO DEBEN TOMAR CERVEZA
Personas con síndrome de intestino irritable: la cerveza puede provocarles molestias digestivas, como hinchazón, gases, diarrea y dolor abdominal.
Personas con cirrosis hepática o problemas de hígado: el alcohol es tóxico para el hígado y puede agravar su inflamación y deterioro.
Quienes padecen de acidez de estómago: la cerveza puede relajar el esfínter esofágico inferior, que impide que el ácido gástrico suba al esófago, causando ardor y reflujo.
Personas con diabetes o prediabetes: la cerveza contiene carbohidratos que pueden alterar los niveles de glucosa en sangre y dificultar el control de la enfermedad.