Conoce la historia de este migrante argentino, que lo tenía todo y fue a por oro en Miami y lo encontró. Pudiera decirse que Horacio Rosentgberg había encauzado su vida y su carrera en Argentina. Había dejado su ciudad natal, Rosario, en 1992 y trabajó durante 17 años para la multinacional Anheuser-Busch InBev, propietaria de las marcas Brahma y Quilmes.
Sin embargo, Horacio quería llegar aún más lejos y decidió irse a Miami en 2016 para emprender su propio negocio. “Me llevó un año tomar la decisión. Incluso hice terapia para estar seguro porque había hecho una carrera y tenía un buen cargo, pero finalmente dejé la vida corporativa”, expresó en entrevista a La Nación de Argentina.
Tras su llegada a Miami, Rosentgberg fue asesorado por Latam, la empresa que lo guio en sus proyectos, tal y como lo ha hecho con otros latinoamericanos decididos a residir e invertir en Estados Unidos.
Fue entonces cuando Horacio se incorporó a la franquicia Club Pilates. “En ese momento compré la opción para desarrollar estudios de pilates en tres territorios en el norte de Miami. Yo jugué futsal toda mi vida y mi esposa era fanática de la zumba, pero no éramos gente de fitness, aunque sí teníamos cabeza de dueños: yo, por mi paso, por una multinacional, y ella porque era farmacéutica e hizo carrera en Farmacity. Sabíamos gestionar. En este caso era ocuparse de los 200 miembros y de la estructura de profesores”, describió el emprendedor.
Historias de migrante que triunfa en Miami
De esta forma, Horacio abrió su primer centro de pilates en septiembre de 2017, el segundo justo al año siguiente, el tercero, en septiembre de 2019 y el cuarto, en septiembre de 2021. Además, ya tiene el quinto comprado y a punto de ser inaugurado este año.
A sus 53 años como migrante, Horacio recomienda su modelo de negocios y jamás temer ante los cambios que supone cambiar de vida en otro país. Siempre se puede empezar.
“Hay gente que dice ‘¿a los 50 años qué puedo hacer?’ y en Estados Unidos es muy común ver gente que se retira de la vida corporativa y aprende otro negocio. Hay que tener en claro a lo que uno se expone, pero a mí me salió todo relativamente bien y lo recomiendo”, añadió.
“Uno de mis socios de la empresa de software se vino para acá y la mujer que era anestesista de quirófano está manejando una franquicia de estética. Yo creo que la franquicia te da eso: un know how que no tienes y la edad no es un limitante. Mi objetivo es tratar de motivar a alguien y cambiar realidades”, concluye el emprendedor.
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