Vivir en Miami cuesta “un ojo de la cara” y estas son las razones

Vivir en Miami cuesta “un ojo de la cara”
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Miami es una de las ciudades del mundo en la que muchas personas ansían vivir. Las propias cifras derivadas de la ola migratoria confirman que resulta sumamente atractiva para los extranjeros que eligen el sur de la Florida como su residencia vitalicia.

Existen en Miami muchas posibilidades de empleo, las rentas no son tan caras como en otras regiones del país y, además, para los latinos el idioma no es un problema, puesto que el 70% de su población es hispanohablante.

Sin embargo, es un hecho que la pandemia y otros factores políticos y económicos que se han dado a nivel internacional condicionaron que Miami no destaque entre las ciudades más baratas de Estados Unidos para establecerse indefinidamente. 

El más reciente informe del Índice de Precios al Consumidor de la Oficina de Estadísticas Laborales federal arroja que solamente el área metropolitana registró el mayor aumento del costo de vida entre las principales ciudades del país. 

La mayoría de los residentes de Miami confirman a importantes medios como El Nuevo Herald que cuantas más personas se muden allí será más caro todo y advierten que salir a cenar, por ejemplo, ya resulta demasiado costoso para muchas personas. Esta es la razón de que mucha gente opte por quedarse en casa en lugar de visitar frecuentemente los restaurantes o las zonas turísticas de la ciudad. 

Vivir en Miami

Los picos inflacionarios en Miami se derivan nada más y nada menos que del sector inmobiliario. Pues así, los economistas indican que “la vivienda fue la principal culpable del aumento del costo de la vida el año pasado”, sumado a la subida de los precios de los alimentos y la gasolina. 

Los residentes de zonas como Fort Lauderdale y West Palm Beach confirman que llenar la canasta mensual de alimentos es uno de los factores que más golpea a las familias. Los cereales y los productos lácteos destacan entre los más caros de la zona y ahora los huevos, que por escasos también han subido considerablemente de precio.

“El poder adquisitivo de los floridanos en realidad ha disminuido a pesar de que para muchos su salario ha estado aumentando en términos nominales”, explicita Daniel Altman, economista en jefe de la firma Instawork.

Los servicios de electricidad y gas natural también cuestan el doble respecto a años anteriores. Según ilustra El Nuevo Herlad, “estacionar un auto durante dos horas en un garaje de Coconut Grove un viernes por la tarde para un almuerzo de negocios le costó a un periodista 25 dólares”.

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