Las argentinas Rosa Rodríguez y Paula Fabiani son dos ingenieras que estudian cómo hacer del bagazo, el residuo que forma el proceso de elaboración de la cerveza artesanal, una materia prima. Crearán una fábrica de harina a partir de residuos de cerveza.
Así trasciende en una nota de Diario Las Américas, en la que señalan que ambas pensaron en crear un sistema integral de residuo cero para la fabricación cervecera artesanal.
Su idea se materializa en un proyecto para convertir el bagazo en harina. Ya consiguieron el financiamiento para construir una fábrica.
De esta manera, se convertirán en pioneras a escala industrial de esta actividad en San Juan, Argentina.
De acuerdo a la explicación de las ingenieras, la harina de bagazo cervecero es un alimento innovador y cuenta con importantes propiedades nutricionales.
El portal Noticias Ambientales también se hizo eco de esta noticia y publicó un artículo explicando el proceso.
Fábrica de harina a partir de residuos de cerveza
Como principal materia prima en la industria de la cerveza se utiliza la cebada malteada, sometida esta a un proceso de cocción y maceración, del que se obtiene el mosto cervecero.
“Este licor es el que se fermenta para la elaboración de la bebida, a la vez que en el proceso se produce un residuo insoluble que se conoce como bagazo cervecero”, indican.
Según el citado sitio web, “este subproducto representa el 85% de los residuos y es en promedio el 31% del peso original de la malta utilizada durante el proceso”.
Asimismo, destacan que “es un material de interés para la aplicación en diferentes áreas debido a su bajo costo, disponibilidad durante todo el año y valiosa composición química”.
Las especialistas comenzaron a trabajar en el tema y a estudiar la constitución fisicoquímica de los residuos así como el proceso de secado.
Concibieron un concepto más desarrollado, el de economía circular aplicado a la producción de cerveza, resalta el texto.
Involucraron además, la elaboración de harina y la obtención de carbón vegetal, manejando energía solar como vector energético.
“Todavía no caemos, no lo podemos creer. Hemos pasado de una etapa experimental que nos ha llevado un par de años a una fase en la que ya estamos diseñando la planta industrial, averiguando precios de materiales. Nuestra fábrica recibirá el bagazo y el proceso para obtener la harina será total, al punto que saldrá lista para la venta y en un envase ecológico”, reveló la ingeniera Fabiani.
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