El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se dirigió a los emigrados cubanos en Nueva York, destacando las medidas adoptadas para fortalecer los vínculos con los cubanos residentes en el exterior.
Díaz-Canel enfatizó su compromiso con una relación cada vez más natural, cercana y constructiva con aquellos que nacieron en Cuba y decidieron establecerse en otros países. Aseguró que se han aprobado varias acciones en respuesta a las demandas de los cubanos en el exterior.
Anunció que los días 18 y 19 de noviembre se celebrará en La Habana la IV Conferencia “La Nación y la Emigración”, como parte del fortalecimiento continuo e irreversible de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior.
“El objetivo es lograr un país mejor, que proteja y refuerce la justicia social, sin intromisión extranjera, y que cuente con la contribución de todos los cubanos, independientemente de dónde vivan”, dijo.
El mandatario cubano también se refirió, aunque dijo que no quería, a aquellos que “han perdido el valor de sentirse cubanos o que lo han comprometido a favor de quienes desean destruir a Cuba o convertirla en la estrella 51 de la bandera estadounidense”.
Algunas opiniones sobre sus declaraciones incluyen críticas sobre la falta de invitación a personalidades que no defienden el régimen, la necesidad de hablar sobre las causas internas que provocan el éxodo masivo de profesionales y no solo del “bloqueo”.
También, sobre la corrupción entre dirigentes y funcionarios del gobierno y partido, la desigualdad de clases imperante hoy día, y el abandono de combatientes y ancianos por parte del gobierno.
Otros expresaron su deseo de un debate franco y constructivo, afirmando que Cuba es la tierra de todos los cubanos, independientemente de cómo piensen.