El pasado 3 de septiembre, la selección cubana de voleibol femenino perdió el partido por el tercer lugar del Campeonato NORCECA de Voleibol Femenino, que se celebró en Quebec, Canadá. Pero no solo se quedó sin la medalla de bronce, sino también sin una de sus jugadoras más destacadas: la líbero Ellemay Santa Miranda.
Según el sitio CubanSp1ke, especializado en el voleibol cubano, la joven de 22 años decidió no regresar con el equipo al país al finalizar el torneo.
Miranda había sido galardonada como la mejor líbero en la copa final six de Santo Domingo, y había tenido una actuación sobresaliente en este 2023, participando también en el Campeonato Mundial Sub 20 de México en 2019.
La voleibolista se suma así a la larga lista de deportistas cubanos que han abandonado las delegaciones nacionales en busca de mejores oportunidades profesionales y personales. El voleibol cubano ha sido uno de los más afectados por este fenómeno, que ha mermado su nivel competitivo y su prestigio internacional.
En los años 90, los equipos de voleibol de Cuba eran una potencia mundial, tanto en la rama masculina como en la femenina. Los hombres ganaron dos oros olímpicos consecutivos, en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, mientras que las mujeres lograron tres oros olímpicos seguidos, en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000.
ÉXODO DE ATLETAS CUBANOS
Sin embargo, desde entonces, el voleibol cubano ha entrado en una profunda crisis, marcada por las constantes deserciones de sus figuras más relevantes. Algunos ejemplos son los de Osmany Juantorena, Yoandy Leal y Wilfredo León, que han triunfado en las ligas más importantes del mundo tras abandonar Cuba.
El éxodo deportivo no solo afecta al voleibol, sino a todas las disciplinas deportivas de Cuba. En lo que va de año, al menos una treintena de atletas cubanos han dejado las concentraciones nacionales aprovechando salidas al extranjero. Entre ellos se encuentran boxeadores, peloteros, luchadores, judocas y gimnastas.
Las razones que motivan a estos deportistas a emigrar son diversas, pero todas tienen que ver con las precarias condiciones que enfrentan en Cuba. La falta de recursos materiales, la escasa remuneración económica, la limitada proyección internacional y la falta de libertad personal son algunos de los factores que influyen en su decisión.
El gobierno cubano suele calificar a estos deportistas como “traidores” o “mercenarios”, y les impide representar a su país o regresar a él. Sin embargo, muchos de ellos mantienen su identidad y su orgullo cubanos, y expresan su deseo de volver a competir por su patria si las circunstancias cambian.