Armando Tomey es de esos rostros que más echan de menos los televidentes cubanos de varias generaciones. En su amplio recorrido por los espacios dramatizados se le vio encarnar disímiles protagónicos, positivos y negativos, que lo ubicaron entre los actores más queridos y versátiles de las telenovelas y aventuras trasmitidas durante más de dos décadas en la isla.
Resulta inadmisible hablar de Tomey sin referirse al personaje de Antonio Fresneda en la popular novela Sol de Batey, transmitida en 1985, y de la frase de “¡Oh, Charito, oh!” que le repetía en cada capítulo a Rosario (Susana Pérez), y que se convirtió en una especie de sello en la trayectoria del actor.
Sobre su debut en la novela confesó a la revista Oncuba que “todos decían que sería un exitazo, pero para mí era algo incierto, solo pensaba poder entrar en la televisión”.
“Sol de Batey me marcó (…) me hizo muy popular y me lanzó al medio convirtiéndome en uno de los actores con más presencia en la tele en los últimos 30 años. No se me olvida algo que me dijo Susana Pérez: Hay actores que llevan años haciendo televisión y nadie sabe sus nombres. A ti te conoce Cuba entera”.
Armando Tomey, su vida
Tampoco puede dejar de mencionarse su papel de Mario en La cara oculta de la luna, telenovela en la encarnó de forma magistral a un homosexual con VIH y que representó un vuelco en su carrera artística, ya que acostumbraba a representar personajes de “tipos duros”, según él mismo ha referido en algunas entrevistas.
“Siempre hice personajes de héroe, de “machote””, reveló Tomey al medio citado en 2015. “Temía por las futuras burlas a mis hijos, pero, sobre todo, por la misma Televisión Cubana, que temía enfrentar este tema y no se ponían de acuerdo en cómo diseñar el personaje. Incluso, mi contrato era diferente y los facultaba para sustituirme aún después de comenzar a filmar. Pudo más el reto”.
Luego de aparición en esta novela y en algunos teleplays el público cubano se preocupó por su ausencia de los dramatizados. Y es que este camagüeyano decidió partir definitivamente a Miami en el año 2013 junto a su esposa, Raisa Ramos, y sus hijos. Tras su llegada a la Florida, él mismo contó que inicialmente tuvo que trabajar como chofer de Uber.
En Miami
“Salí hace como cinco años”, dijo en entrevista con Somos Miami TV en 2018. “Aquí estoy bien, estoy viviendo mi vida haciendo Uber. No tengo jefe, no tengo quien me regañe (…) Sabes cuánta gente me topo yo diariamente, que me conocen, haciendo Uber y me dicen ‘¿pero tú eres Armando Tomey?’ y yo ‘sí, mi amor’. Se hacen selfies conmigo. Es una satisfacción para mí que los cubanos que estén aquí me conozcan”.
En marzo de este año se hizo público el regreso de Tomey al teatro con la obra Las Lloronas presentada en el Westchester Cultural Arts Center, de Miami. “Llegó el gran día…Mi regreso al teatro después de muchos años. Y por primera vez en Miami”, refirió Tomey. “Maravilloso el elenco latino y diverso. Reencuentro con viejos colegas y oportunidad de aprender de las nuevas generaciones”.
“Yo me siento muy contento de que haya gente que todavía me recuerde y que me quiera. Mi cariño y mi corazón para todo el público cubano donde quiera que esté”, reveló emocionado recientemente durante una entrevista concedida a Miami TV.