La reina de Brickell, con 92 años, Alicia aún recuerda el momento en que huyó de Cuba aterrorizada por la Revolución Cubana. Aunque su nacionalidad es peruana, había arribado a la ciudad del sol en 1961, con solo 30 años, junto a su esposo, sin dinero y víctima de una brutal expropiación de bienes en la isla.
Sin embargo, Alicia se sobrepuso al dolor de haberlo perdido todo y emprendió con la Cervera Real Estate un largo camino que inició en 1969 y que la hizo convertirse en una de las mujeres más exitosas de Miami.
De su huida hacia Miami, Alicia rememora algunos instantes que la marcaron. Su padre era marino de guerra, y embajador político del Perú. Lo habían destinado a Cuba donde conoció a su esposo Javier y donde nacieron sus dos hijas en común.
De aquellos tiempos evoca cuando ayudó a varias personas a escapar de la isla: “Mi marido Javier se da cuenta de que Fidel era comunista y quisieron hacer una contrarrevolución. Recuerdo una vez que acompañé a Javier a Varadero, porque íbamos a sacar a una persona en balsa, y pusimos sus tarjetas de identidad en la mitad de un sándwich largo”.
“La idea era que escapara llevando información de lo que estaba pasando en Cuba, pero nunca pudo salir. Otra vez llevamos a alguien escondido en el auto, y vimos una barricada policial más adelante. Apaciguamos la marcha para que esta persona pudiera tirarse del auto y esconderse en los matorrales”, añadió.
La reina de Brickell en Miami
Alicia también narró a La Nación que finalmente se decidió a huir: “En nuestro caso, primero saqué a mis hijas de Cuba. Me agarró un ataque de nervios cuando llegué a mi casa y pensé que quizá nunca volvía a verlas. Nosotros pudimos salir vía México, y llegamos a Miami en 1961.”
Tras su salida, Alicia había sido despojada de todo lo que le pertenecía. Sin dinero y a cargo de sus hijas, Alicia tuvo que sobreponerse a la pérdida material. Su esposo, en aquel entonces, solo pudo garantizar un trabajo en las haciendas de caña, levantándose al amanecer para obtener algún dinero que apenas les alcanzaba para vivir.
“Al tiempo de estar acá me agarró una desesperación al ver a mi marido tan pobre”, cuenta ella. “Le pagaban por semana lo mismo que él pagaba en Cuba para que tuviera su avión en el hangar. Yo lo miraba y lloraba de pena. Quedé embarazada y cuando nació mi hijo me di cuenta de que tenía raíces en este país y que tenía que cambiar mi actitud”.
En ese momento, Alicia recordó el empuje de su madre y comenzó a trabajar en la oficina de un broker. Tras aprobar el curso, la mujer se ganó todos los premios el primer año.
“Al sacar mi licencia de broker, me daba cuenta de que los americanos no sabían vender internacionalmente, no sabían si Argentina y Brasil eran lo mismo. No conocían la moneda de otros países, y yo pensé acá hay un nicho. El primer enfoque fue enseñarle a la gente que estaba conmigo a vender Miami internacionalmente”.
Alicia recuerda que no existía en el 69 o 70 un hotel cinco estrellas en Miami. Su casa era tan humilde que no podía hospedar a nadie. “Un día veo en el periódico que Harry Helmsley y su mujer Leona, el dueño del Empire State, habían comprado una esquina en Miami y se me ocurrió escribirle.
Le dije que había estado en Naciones Unidas, que conocía mucho la idiosincrasia de la gente que venía de Latinoamérica, que me encantaría conocerlo. Con gran sorpresa me llama su secretaria (…) Una de las cosas por las que me contratan es porque les explico mi plataforma de venta, dijo la señora de Brickell.
Hasta el momento, Alicia Cervera ha vendido más de 115 condominios de nueva construcción en todo el sur de Florida para 85 desarrolladores, sumando más de 70.000 unidades por un total que supera los US$21.000 millones en ventas.
La mujer ha llegado a ser conocida como “La reina de Brickell”, ejemplo vivo del sueño americano. Por todos sus aportes a la ciudad, el Condado de Miami-Dade nombró una calle en el downtown como “Alicia Cervera Way”.
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