En un nuevo capítulo en apariencia más “inofensivo” en cuando a las críticas, el humor de Vivir del Cuento se centró en los celos profesionales de Chequera por su amigo Pánfilo.
Aun así, el programa preferido de los televidentes cubanos continuó abordando temas de interés para la familia cubana.
Se lanzaron algunas indirectas hacia la influencia (o palanca, en buen cubano) que hay que tener en el ámbito de la cultura para poder desarrollarte en alguna manifestación artística.
De manera muy sutil, se tocó también el tema de los deportistas que continúan emigrando en masa hacia otros países. No importa si son juveniles o medallistas olímpicos. Nada parece ponerle fin.
A los niños del barrio se les escapa una pelota para adentro de la casa y Pánfilo dice: “yo no los voy a regañar más porque en definitiva hace falta que salgan peloteros, porque muchos se nos están yendo para otros deportes”.
Como no podía faltar, Vivir del Cuento no dejó de la mano la realidad más cruda que enfrentan los cubanos con la alimentación.
Chequera visita la casilla de Meriño, donde este se daba golpes a una caja de pollo vacía. Chequera le pregunta: “¿entró algo? ¿Y por qué estás tirando la caja así?”. El gran Osvaldo Doimeadios, que interpreta al casillero contesta: “no tienen nada, estoy preparándome para cuando entre pollo”.
Precisamente Meriño deja una de las frases más graciosas de este programa cuando consuela a Chequera con lo que él llama la “Ley del Cambio”.
“Te voy a poner un ejemplo — le dice— ¿de qué otra forma un pote de helado Sensación nunca llegaría a convertirse en un medidor de ají cachucha?”.
LOS CELOS DE CHEQUERA
Chequera se aparece con un ataque de celos profesionales, ya que Pánfilo realizó una actuación con la Orquesta Failde y esto desencadena que quiera presentarse en una audición para poder salir por la televisión.
Además, le molesta que su gran amigo haya usado la expresión “¡sufre, Chequera!” y que esta se haya vuelto tendencia en el barrio.
Pánfilo e Isidoro hablan del video que compartió con la Orquesta Failde en el teatro Sauto de Matanzas. Al referirse a la reparación realizada en el local, el protagonista de Vivir del Cuento señala:
“Le metieron una clase de reparación al teatro Sauto. Con todos los “yerros”. Ahora pueden tirar dos o tres años más porque tú sabes de las reparaciones de nosotros. Ojalá que la brigada que lo reparó no sea la misma que reparó el Gran Teatro de la Habana que ya lo tuvieron que cerrar”.
¿Ya viste el capítulo? Recuerda que puedes disfrutarlos en el canal de Pánfilo y Más.